jueves, 2 de noviembre de 2017

Thor: Ragnarok

Correcta, fatigosa o ridícula son algunos de los epítetos con los que la crítica especializada recibió a Thor, primera de la saga, dirigida por Kenneth Branagh. Con Thor: el mundo oscuro, de Alan Taylor (plana, poco original), la cosa no mejoró. Para la tercera, Thor: Ragnarok, Marvel Studios ha encomendado a Taika Waititi (director, escritor, pintor, comediante y actor neozelandés) un cambio de imagen del dios nórdico, corte de pelo incluido, que está cosechando excelentes resultados en taquilla.

Así comienza…

Se abre el telón y aparece en pantalla Thor, hijo de Odín, encerrado en una especie de jaula red, en un remoto lugar y sin su martillo. Como el demonio de fuego Surtur, su captor, parece más que dispuesto a convertirlo en fårikål (cordero cocido con repollo y granos enteros de pimienta), en vez de la cuerda normal y terrícola que recomiendan en MasterChef Celebrity para bridar la carne, al tratarse de un cacho dios asgardiano de más de dos metros y venas como tuberías, utiliza gruesas cadenas para que “el borrego” permanezca tranquilito mientras, como exige esa rica especialidad culinaria noruega, es cocinado a fuego lento. 

Cuando Surtur, cuyo poder es de proporciones apocalípticas, le anuncia la llegada del Ragnarok (la destrucción de su planeta), inicia una carrera contra reloj para regresar a Asgard y proteger a su pueblo.

De camino a casa es apresado por una chatarrera muy hard, valkiria por más señas, que lo entrega al Gran Maestro del Circo de Saakar (un amanerado Jeff Goldblum), donde acabará luchando contra el increíble Hulk, aliado y compañero en los Vengadores (su pelea sobre la arena del coliseo alienígena, jaleados por una autentica marea verde, es espectacular).

¿Qué es Thor: Ragnarok? Una auténtica KDD (kedada) en mayúsculas. Una colisión de superpoderes (además de Odín, Loki y Hulk, al Dios del Trueno también lo acompaña el Doctor Strange); un encuentro de actores famosos casi irreconocibles en sus cameos (Sam Neill, Matt Damon o Liam Hemsworth); una legión de fans buscando estrechar lazos con su superhéroe favorito.

Lo más destacable de esta tercera entrega es, sin duda, la entrada por la puerta grande de la primera supervillana del universo Marvel. Cate Blanchett, una de las mejores actrices del panorama actual, da vida a la primogénita de Odín, la inquietante y oscura Hela, diosa de la muerte, que con su imponente presencia, seductora manera de caminar y glamour black, mientras lucha para hacerse con el trono de Asgard parece gritarle a los cuatro vientos aquello de “voy a ser poderosa porque rica ya estoy” ¿Lo consigue? Ya lo verán, únicamente puedo decir que Thor no solo acaba trasquilado cual oveja asgardiana, sino que en esta ocasión atreverse a blandir el Mjölnir, su poderosa “herramienta” de guerra, contra su hermana tendrá imprevistas y demoledoras consecuencias.

Aventura, lucha y diversión ¿en su dosis justa?

Que Chris Hemsworth esté tan impresionante en mallas, no impide darte cuenta de que Thor es un superhéroe poco arrebatador y tirando a soso. De ahí que Waititi se haya propuesto, dado que el físico lo lleva de serie, insuflar chispa al dios nórdico a base de humor.

Y sí, la película es divertida a ratos pero, que quieren que les diga, ciento treinta son demasiados minutos para evitar que tanto cachondeo acabe convirtiendo la película, como de hecho ocurre, en una parodia al más puro estilo Scary Movie, aunque sin palabras soeces ni escenas escatológicas.

Pese a todo, entretiene.


Crítica publicada en los digitales dclm y clm24.