domingo, 13 de diciembre de 2015

El puente de los espías

Pelo rizado, mirada directa, ademanes pausados…. Si algo podemos decir de ese Tom, “ni un seductor Mañara, ni un Bradomín ha sido, ya conocemos su torpe aliño indumentario”, en palabras de Machado, es que se trata de un hombre “en el buen sentido de la palabra, bueno”. Incluso en su papel del asesino a sueldo Michael Sullivan en la fantástica “Camino a la perdición”, de Sam Mendes, cine negro del mejor, su parte buena acaba imponiéndose a la mala cuando a la lealtad inquebrantable que profesa a su jefe antepone, sin dudarlo, su papel de padre.

La historia está basada en hechos reales.

Años 50. El mundo dividido en dos bloques. Guerra Fría. A James Donovan, abogado especializado en seguros, le encargan representar a un espía ruso capturado en suelo americano. Confundido con la propuesta pronto le aclaran que, haga lo que haga, el detenido será declarado culpable por lo que su trabajo únicamente consistirá en demostrarle al mundo que en Estados Unidos hasta el hombre más despreciable tiene derecho a contar con una buena defensa. Pero su firme creencia en la ley y la justicia, su perseverancia y su resistencia al desaliento, que le harán ganarse el odio de sus compatriotas por no entender ni compartir su empeño, terminarán convirtiéndolo en negociador de la CIA para un intercambio de prisioneros con la U.R.S.S.

Tom Hanks no empezó a contar como actor hasta 1993, año en el que rodó “Philadelphia” a las órdenes de Jonathan Demme y su papel de Andrew Beckett, un homosexual enfermo de SIDA, le hizo ganar su primer Oscar. El segundo le llegó al año siguiente por “Forrest Gump”, de Robert Zemeckis, donde el enorme corazón de Tom ya se dejó sentir en todo su intensidad: “la vida es como una caja de bombones, nunca sabes lo que te va a tocar”.

Gracias a la franqueza con la que interpreta Hanks humaniza a sus personajes de tal manera que siempre consigue traspasar la pantalla y empatizar con el espectador. ¡El tío cae bien!

A esa cualidad tan suya le debemos que, durante los ciento treinta y cinco minutos que dura, “El puente de los espías” (en la que no hay carreras, explosiones, ni tiros) esquive al aburrimiento, mantenga la tensión y emocione.

Con música de Thomas Newman (“Revolutionary Road”, “American Beauty”, “Skyfall”), Ethan y Joel Coen en el guión, Tom Hanks como protagonista y Steven Spielberg (en una de sus obras comprometidas y serias) como Máster Chef, era imposible que no saliera un plato digno de un cinco estrellas Michelin.

Atmosferas muy logradas para transmitir formas opuestas de entender el mundo.

Gente normal, con sus miedos e inseguridades, que clama en silencio: nunca fuimos héroes.

Película sin estridencias, casi circunspecta.

Poco apasionada, pero muy apasionante.

Cine con un halo de cotidianidad y tristeza.

Cine clásico.

¡Buen cine!
Paisajes manchegos...




martes, 8 de diciembre de 2015

Exposición de Andrzej Wróblewsky en Madrid


El "chófer azul" preparado para bajar a poner las cadenas...

El pintor Andrzej Wróblewsky nació en Vilna en 1927 (Lituania), entonces perteneciente a Polonia, y se trasladó a Cracovia en 1945. En menos de diez años pintó 200 cuadros, a veces de estilo realista, otras veces abstracto, incluso mezclando los estilos en la misma obra.

La exposición del Museo Reina Sofia de Madrid (en el Palacio de Velázquez, en el Retiro) se centra en dos etapas. Durante la fase inicial (1948-49), el pintor desarrolla su propio estilo, inspirado en las vanguardias del SXX, pero original. El otro periodo, el final, abarca los años 1956-57. Antes el pintor había tratado de seguir las directrices del realismo socialista, pero estaba intentando redefinirse de nuevo. Al parecer, se debatía entre el compromiso político con el estado comunista y la experimentación artística.

Una peculiaridad de Wróblewsky es la utilización de las dos caras del mismo lienzo para pintar dos obras diferentes, aunque complementarias. Normalmente los museos exponen una sola cara, ya que a veces la otra está al revés. Sin embargo, en esta ocasión es posible contemplar las dos, y de hecho varias obras se exponen en el centro de la sala del Palacio de Velázquez. (que por cierto, es preciosa y merece la pena visitarla).

El pintor aborda temas como los horrores de la Segunda Guerra Mundial: persecución, fusilamientos, enfermedad, muerte. Algunos de sus cuadros parecen inspirados en Goya y Picasso. Por otra parte, sus pinturas abstractas son interesantes, sobre todo las que reflejan el cielo y los astros. Finalmente, su serie sobre aspectos de la vida cotidiana, sobre todo los conductores de autobús, resulta muy sugerente. Gracias al punto de vista utilizado, el espectador se sitúa en un frío autobús de los años 50 cruzando las llanuras de Polonia.

La exposición presenta también un fragmento de una película que rodó Andrzej Wajda sobre el pintor. Por desgracia, Wróblewsky murió a los 29 años en un accidente de montaña. A pesar de su juventud, dejó un gran legado, no muy conocido fuera de su país, que esta exposición contribuirá a divulgar.



domingo, 15 de noviembre de 2015

Ciencia ficción con participación española



Apolo 18.

Las misiones americanas a la luna acabaron con el Apolo 17, ¿no?. Pues no, resulta que hubo una misión más, la 18, secreta, que obedecía a razones militares y no científicas... La película Apolo 18 reconstruye esta supuesta misión basándose en las grabaciones originales, muy bien recreadas, por cierto. El ambiente realista de una misión de los años 70 es lo mejor de esta cinta bastante fallida, ya que a partir de un momento dado, recurre a trucos más propios del género de terror. Una vez que te pones a verla ya la acabas a ver que pasa, pero no vale gran cosa. Ha sido dirigida por el director y guionista español Gonzálo-López Gallego.

Autómata

Aquí nos encontramos con otro español, Antonio Banderas, que interpreta a un ingeniero experto en robots, en un mundo postapocalíptico. El aumento de la actividad solar está achicharrando la superficie terrestre, y para combatirlo, la humanidad ha creado un ejército de robots capaces de sobrevivir a las condiciones inhóspitas en el exterior. Sin embargo, el intento falla, y los humanos se vuelven hostiles a los robots, que son relegados a tareas menores, o directamente expulsados o destruidos. A partir de esta situación, surge una historia de desarrollo de inteligencia artificial, muy de moda en estos momentos (aparición de la singularidad), y de desarrollo evolutivo basado en la mecánica y no en la biología.

La película es irregular, y los actores no están demasiado acertados. Participa una muy operada Melanie Griffith, el siempre eficaz Robert Foster, y la atractiva Birgitte Hjort Sørensen, actriz danesa (Borgen). Pero muy por encima de ellos está la interpretación de los robots. Su diseño es magnífico, su carácter honrado y amable contrasta con los agresivos humanos, su cambio progresivo, su “trascendencia”…una de las mejores recreaciones cinematográficas de  un posible futuro robótico, sólo por eso merece la pena ver la película. Está claro que su director, el madrileño Gabe Ibañez, es partidario de un salto evolutivo radical…


El Ministerio del Tiempo

Y por fin, llegamos a una de las pocas series españolas de ciencia ficción, emitida este año. Narra las aventuras de un nuevo equipo de reclutas del Ministerio, el soldado de los Tercios de Flandes Alonso de Entrerríos (Nacho Fresneda), el enfermero del SAMUR Julián Martínez (Rodolfo Sancho), y una de las primeras universitarias españolas, la barcelonesa Amelia Folch (Aura Garrido). Esta última deberá dirigir a sus compañeros en arriesgadas misiones al pasado, para tratar de que la historia de España no cambie. En el Ministerio, tres veteranos les darán réplica, interpretados por los estupendos Juan Gea, Cayetana Guillén Cuervo, y Jaime Blanch.

La serie, a medio camino entre la ciencia ficción y la novela histórica, mezcla con acierto humor y drama, revisa críticamente pero con cariño nuestra historia, evita caer en demasiadas paradojas temporales, y consigue enganchar a la mayoría del público, sea o no partidario de las series españolas. Un guión en general acertado, buenas interpretaciones, una producción excelente, acierto en reconocer con gracia los tópicos y referencias del subgénero de viaje en el tiempo, y la elección de episodios significativos de nuestra historia, han llevado a la creación de un activo grupo de fans, que se han conseguido su renovación: “los ministéricos”.


Es una serie claramente exportable, a pesar de que algunos gags son difícilmente comprensibles en otros sitios, como la explicación de la eterna juventud de Jordi Hurtado…


Una serie que engancha, que se ve con interés, y que te deja triste cuando acaba. Enhorabuena a sus creadores, los ministéricos quedamos a la espera de la segunda temporada…


Europa Report.

Y finalmente, una película sin participación española, aunque si latinoamericana, ya que ha sido dirigida por el ecuatoriano Sebastián Cordero.


La Tierra, en un futuro próximo. Las empresas privadas están a la cabeza de la exploración espacial. Entre ellas, Europa Ventures, cuyo objetivo es explorar el prometedor satélite de Júpiter. ¿Habrá vida en las profundidades del enorme océano bajo la capa de hielo? Para ello, se lanza una misión con seis tripulantes, biólogos, ingenieros, pilotos, etc., bien preparados, y por casi primera vez en el cine, adecuadamente seleccionados y entrenados. Este es uno de los aciertos de la película, que nos evita el típico astronauta psicópata o simplemente lerdo, capaz de tirar por la borda una misión de millones de dólares porque la NASA no puso mortadela en las raciones.

Otro de los atractivos de la película es la nave: compacta, funcional, elegante, y eficaz. Parece un paso algo más allá de la tecnología espacial actual. Los creadores han trabajado bien el aspecto científico, y además, los paisajes del satélite resultan impactantes.


Una película notable, aunque le falta algo de ritmo en algunos momentos, tiene que recurrir a algunos tópicos del género, y el final es discutible.

En definitiva, ciencia ficción para todos los gustos en un año 2015 muy favorable...por no hablar del Marciano... :-)















viernes, 16 de octubre de 2015

Yo, él y Raquel



Este es el extraño título en español de la película “Me and earl and the dying girl”, del director Alfonso Gómez-Rejón. A pesar de su castizo nombre, Gómez-Rejón nació en Laredo, Texas. Comenzó su carrera como ayudante personal de Martin Scorsese, Robert de Niro y Alejandro González Inárritu. Después pudo asumir tareas de dirección en “Julie y Julia”, “Babel”, “La sombra del poder”, “Come, reza y ama”, y en “Argo”. Además, ha dirigido la serie de televisión “American Horror Story”

La película está basada en la exitosa novela del mismo nombre escrita por Jesse Andrews. Novela (que no he leído) y película narran la historia de Greg, un alumno de secundaria que se enfrenta al reto de transitar por el último curso sin llamar la atención. Su objetivo es ser amiguete de todos y enemigo de nadie. Con un elaborado plan de camuflaje, consigue resultar agradable, o al menos indiferente para sus desquiciados compañeros de instituto. Sólo cuenta con una curiosa amistad de infancia, Earl, con quien comparte pasión por el cine clásico, especialmente el cine europeo intelectual. Entre ambos se dedican a recrear películas de culto, empezando con una demencial versión de Aguirre y la cólera de Dios, pasando por los 400 golpes, y acabando con una desternillante versión de Cowboy de medianoche. La lista de películas parodiadas es una excelente selección del cine de todos los tiempos.


 Este recurso ya fue utilizado en la divertida “Rewind” de 2008,


pero sin ser original, el homenaje al cine resulta divertido, sobre todo por el contraste entre la seriedad de las películas parodiadas y el resultado su versión adolescente. Así arranca la película, pero pronto un problema grave arrastra a Greg a una experiencia intensa, dura y hermosa, de las que marcan para siempre. El giro dramático está muy bien planteado, y en ningún momento se recurre a trucos fáciles para arrancar las lágrimas del espectador; pero precisamente la verosimilitud de las situaciones y el relato natural acaban provocándolas. Una película clásica y original a la vez, que mezcla bien comedia y drama, en la línea de otras películas serias sobre la adolescencia.

martes, 22 de septiembre de 2015

Justified

Uno de los mejores duelos de la TV te espera en Justified
 
 
Miami, una piscina de lujo. El marshall Raylan Givens se planta en la mesa de un mafioso, y le conmina a abandonar la ciudad antes del amanecer. Al mafioso en cuestión no le hace mucha gracia la chulería de Givens, y acerca peligrosamente la mano a su automática. La mano de Raylan tampoco anda lejos de la suya…
Así arranca Justified (La ley de Raylan), la excelente serie americana que durante seis temporadas sigue las andanzas de Rayland, un conflictivo pero eficaz marshall, estupendamente interpretado por Timothy Olyphant, que ya contaba con experiencia como sheriff en la extraordinaria serie Deadwood . La serie se basa en las novelas negras de Elmore Leonard, un escritor a medio camino entre la novela, el cine y la televisión.
Los Marshall son un cuerpo federal de policía judicial, creado en 1789, y se encargan de perseguir a fugitivos, transportar a presos, y labores de apoyo judicial.
Volviendo a la serie, la actitud de Raylan, próxima a un sheriff del siglo XIX, le lleva a ser castigado con un destino nada sencillo: la ciudad de Lexington, en el sureño estado de Kentucky. Y ahí se tendrá que enfrentar con los peculiares personajes de su condado natal, Harlan, empezando con su padre, con el que no tiene la mejor de las relaciones.
La serie trata el mundo de la América profunda, especialmente el de los blancos pobres (white trash); algunos honrados (mineros), y otros, traficantes de poca monta, delincuentes, supremacistas blancos, y un conjunto de paletos memorables. Entre todos los personajes, destaca Boyd Crawder, un delincuente con aspiraciones, estupendamente interpretado por Walton Goggins, que  ya bordó un papel similar en la serie The Shield. Sus apariciones no tienen desperdicio, y su rebuscado y sureño inglés, tampoco.
La serie rebosa de humor negro, acción y violencia, pero también contiene una parte de reflexión y crítica de las desigualdades sociales. Se comienza a ver como un entretenimiento, pero se acaba descubriendo una de las mejores series actuales, que además cuenta con una estupenda banda sonora, al menos para los amantes del bluegrass y las músicas sureñas.
Y si quieres conocer más sobre la serie, aquí tienes un artículo muy completo que me recomendó Enrique.
Una serie para disfrutar y reflexionar…como dice Giliam Welch en su preciosa canción “Annabelle” , we cannot have all things to please us…

miércoles, 9 de septiembre de 2015

Anacleto: agente secreto

Corría el año 1964 cuando Anacleto (mi nombre es Cleto, Ana Cleto), el más elegante espía patrio, salía por primera vez de su anonimato y se dejaba ver en la revista “Pulgarcito”.

Moreno, pelo negro, flequillo rebelde incluido, nariz alargada, impecablemente vestido, nunca sin su pajarita. En lugar de vodka Martini “agitado, no revuelto”, un sempiterno cigarrillo en la boca que no le abandona ni en sus peores momentos.

Enfrente el malvado Vázquez, alter ego de Manuel Vázquez Gallego el creador del personaje, empeñado en hacérselas pasar canutas a nuestro 004 (le falta mucho para ascender a 007), ya sea en mitad del desierto o en el Baix Empordà.


Tras años sin saber de él, nuestro agente reaparece, peinando canas, para trasladar de celda a su archienemigo a quien encerró hace 30 años. Vázquez, gracias a un cutre plan y unos esbirros más cutres aún, logra escapar jurando vengarse de Anacleto & Son.

Así, de golpe y porrazo, Adolfo, un treintañero pelín vago, sin ambición, que nunca encuentra el momento para sacarse el carnet de conducir, se entera de que su padre, a quien siempre ha visto como un cabrón butifarrero en realidad es un cabrón, sí, pero espía. Sin apenas tiempo para asumirlo, la masía familiar se convierte en un campo de tiro donde disparas, aunque no apuntes, o te disparan. Se forma tremendo cisco en Casa Tarradellas y es entonces cuando se supone que se desata la acción delirante, las situaciones cómicas, descacharrantes… pero no se escucha ni una sola risa en la enorme sala. ¡Mala señal!

Todo parece forzado. Te sientes empujado hacia una carcajada que nunca llega a producirse. Gags gastados, chistes fáciles, actores a los que estamos hartos de ver hasta en la sopa (como Eduardo Gómez Manzano) en papeles repetitivos y una acción que transcurre siempre a medio gas. Ni siquiera la vena cómica de Quim Gutiérrez (que la tiene) ni cómo le sienta el esmoquin (que le sienta de maravilla) son suficientes para salvar la situación. Falta guión, guión y guión.

La película es simplona, nada cachonda, floja, muy floja, y no puedo entender cómo, a diferencia de “Un día perfecto”, de León de Aranoa, el común de los críticos parece considerarla algo digno de ver.

Sigo pensando que en España nos pierde el empeño en seguir haciendo comedietas, sin pizca de gracia, que lo único que consiguen es zancadillear el trabajo que desde otros géneros, como el de terror o el thriller policiaco, están haciendo diferentes directores para devolver a nuestro cine el reconocimiento que merece y que nunca debería haber perdido.

Lo único que mereció la pena fue que, entre la insoportable cantidad de anuncios que nos colocaron al principio (¡luego dicen que cada vez va menos gente al cine!), pudimos verle a él, al inigualable, al guapísimo, al autentico 007, es decir Daniel Craig, en el tráiler de “Spectre”, la vigesimocuarta película de James Bond, dirigida nuevamente por Sam Mendes.


¡Esa sí que no pienso perdérmela!

lunes, 24 de agosto de 2015

Wool: la novela de moda en ciencia ficción

No salgas pafuera pekadorrr que te vas a hacerr pupitarr...


La tierra, en un futuro próximo. Algún tipo de desastre ha condenado a un grupo de supervivientes a refugiarse en un enorme silo, que se extiende decenas de niveles por debajo de la contaminada superficie. Con el transcurrir del tiempo, el silo se divide en clases sociales: los mecánicos, los agricultores, los transportistas, y la nueva clase dirigente: los informáticos. El enorme silo cuenta con una pequeña fuerza de seguridad, compuesta por un Sheriff y varios ayudantes. La vida en el interior del silo parece transcurrir de manera apacible. Sin embargo, una investigación del Sheriff Holston sacará a la luz un oscuro asunto, y pondrá en marcha una serie de acontecimientos cada vez más dramáticos… 

Este es el sugerente mundo imaginado por el escritor americano Hugh Howey, en su serie “Wool” (Espejismo). Lo interesante del tema es que empezó publicándola como una serie de relatos a través del sistema de publicación directa de Kindle. El primer relato tuvo mucho éxito, lo que permitió al autor seguir su proyecto, y obtener bastante dinero por derechos de autor. La serie cuenta con tres novelas, de las cuales acabo de terminar la primera, Wool. Está compuesta de cinco relatos: Holston, Proper gauge, Casting off, The unraveling, y The stranded. Las cuatro primeras partes tienen la estructura clásica de relato corto, ágil y preciso, con historias interesantes que van desvelando parte de la trama. El último relato explica los misterios planteados, aunque resulta algo largo, y las escenas de acción demasiado minuciosas. Parece recurrir a una especie de cámara lenta literaria que rompe el ritmo de las anteriores. En todo caso, el resultado final es satisfactorio, y bastante original. 

La serie continua con otras dos novelas: Shift, precuela que explica el origen del silo, y Dust, que cierra la serie. Los derechos cinematográficos han sido adquiridos por la 20th Century Fox. La novela tiene todos los ingredientes para convertirse en una buena pelicula de ciencia ficción. Al parecer, Ridley Scott estaría interesado en dirigirla…


http://www.theguardian.com/books/2013/jan/09/wool-by-hugh-cowey-review 


jueves, 20 de agosto de 2015

Cidade do Porto

Francesinhas:
 Anochecer a orillas del Douro:
 do Porto (catedral):
 Rua das Flores: 
Vista desde la Igreja da Misericórdia:
 Mercado artesanal:


 Puente Luis I de día....
y de noche.....

 Palàcio do Comércio: 
  Preciosas iglesias:

 y magnificas playas:

¡Preciosa ciudad Oporto!

lunes, 27 de julio de 2015

Inside out: el final de la infancia


Alegria y tristeza tendrán que aprender a convivir en el interior de Riley, en la excelente Inside Out

Desde el estreno de la innovadora Toy Story hace ya 20 años, los estudios Pixar nos han deleitado con 20 excelentes películas de animación, dirigidas aparentemente a un público infantil, pero con una doble lectura que las hace más interesantes para adultos.

http://elpais.com/elpais/2015/07/15/icon/1436959269_596682.html

Leyendo la lista de sus títulos, compruebo que he visto todas, aunque me gustaron especialmente “Wall-e” y “Up”. Precisamente el director de esta última, Pete Docter, ha rodado la última entrega de Pixar: la muy interesante “inside out” (del revés). Durante su infancia Docters se mudó a Dinamarca, y sufrió para adaptarse al nuevo país. Su experiencia le llevó a plantar esta historia, triste y divertida a la vez. La película refleja la vida de una niña de 11 años, Riley, que se muda con sus padres desde un tranquilo pueblo de Minnesota a la gran ciudad. Aunque es una niña estudiosa, deportista y cariñosa, sus emociones le van a jugar una mala pasada durante los primeros días de vida en San Francisco.

Este tema, ya tratado en numerosas ocasiones, es abordado de manera original en Inside Out: cada una de las emociones básicas está representada por un divertido personaje, que las encarna. La líder, alegria, tiene que hacer milagros para mantener a la tristeza, miedo, asco e ira a raya, para que no desbaraten la estructura cerebral de recuerdos, afectos y relaciones que constituyen la personalidad de Riley. La película aborda de manera amena pero bastante rigurosa el funcionamiento de la memoria y la afectividad, utilizando metáforas y creando una aventura entretenida que puede atraer a los más pequeños. Lógicamente las alegorías tienen sus límites, pero los autores se han asesorado bien en la parte científica.
 
Sin duda es la película más ambiciosa y adulta de todas las de Pixar. El juego de emociones, sobre todo la relación entre alegría y tristeza es un aspecto muy logrado de la película, así como la evolución de la personalidad al llegar a la preadolescencia, y la creación, modificación y destrucción de los recuerdos de vivencias con gran carga afectiva. Todo ello abordado con humor, y nostalgia por el mundo idealizado de una infancia que llega a su fin. Muchos momentos de la película resuenan en nuestro interior, ya que resultan muy evocadores y familiares.

La película ha recibido excelentes críticas y marca un nuevo hito en el cine de animación.

https://en.wikipedia.org/wiki/Inside_Out_(2015_film)

http://www.filmaffinity.com/es/film135623.html

martes, 16 de junio de 2015

Bienvenido a mi casa


 






El jueves 11 de junio la prensa británica informaba del fallecimiento de Christopher Lee pero yo, sencillamente, no podía creerlo. ¿Que son 93 años para el no muerto?

Aunque se reveló contra la última parte de esa definición (como Saruman el Blanco se sintió atraído por la oscuridad y como Drácula, el demonio, fue la oscuridad misma), tanto por su palidez vampírica como por su sobrenombre de mago, el color blanco (tonalidad acromática de claridad máxima y de oscuridad nula) marcó la carrera cinematográfica de Sir Christopher Frank Carandini Lee.

Cuando Bram Stoker creó “Drácula” (novela a la que Oscar Wilde definió como la obra de terror mejor escrita de todos los tiempos) no fue consciente de que estaba otorgando a la figura del vampiro, criatura de la noche que se alimenta de la sangre de otros, la categoría de monstruo high-class. Cuando Cristopher Lee lo interpretó para el cine no fue consciente de que lo estaba elevando a la categoría de icono, porque además de contar con un físico que cumplía a rajatabla las creencias populares transilvanas (consideraban que los vampiros eran flacos, muy pálidos, con largas uñas y puntiagudos colmillos) prestó al personaje su aire elegante y aristocrático que lo convirtió en la envidia de los restantes monstruos (hombres lobo, momias y zombis) que a su lado resultaban pelín proletarios, poco higiénicos y bastante chapuceros.

La ausencia de reflejo en los espejos, su rapidez, capacidad de volar y la falta de sombra, que no dejaba advertir su presencia por mucho que miraras hacia atrás, impedía estar prevenido frente a sus ataques. Solo nos quedaba colgarnos una crucecita al cuello esperando que, en el momento crucial, le hiciera desistir del mordisco fatal pues en mi caso, al carecer del generoso escote que exhibían en sus películas las victimas femeninas a las que transformaba en sus iguales, ni siquiera mi apreciado grupo sanguíneo (O negativo que me convierte en donante universal) me hubiera salvado de una muerte segura.

El terror que me provocaba era adictivo por lo que sí, lo reconozco, lo invité a entrar y ya nunca se fue porque, como todo el mundo sabe, una vez que lo haces el vampiro puede entrar y salir a placer.

“Así tuve oportunidad de observarlo, y percibí que tenía una fisonomía de rasgos muy acentuados.

Su cara era fuerte, muy fuerte, aguileña, con un puente muy marcado sobre la fina nariz y las ventanas de ella peculiarmente arqueadas; con una frente alta y despejada, y el pelo gris que le crecía escasamente alrededor de las sienes, pero profusamente en otras partes. Sus cejas eran muy espesas, casi se encontraban en el entrecejo, y con un pelo tan abundante que parecía encresparse por su misma profusión.

La boca, por lo que podía ver de ella bajo el tupido bigote, era fina y tenía una apariencia más bien cruel, con unos dientes blancos peculiarmente agudos; éstos sobresalían sobre los labios, cuya notable rudeza mostraba una singular vitalidad en un hombre de su edad. En cuanto a lo demás, sus orejas eran pálidas y extremadamente puntiagudas en la parte superior; el mentón era amplio y fuerte, y las mejillas firmes, aunque delgadas. La tez era de una palidez extraordinaria.

Entre tanto, había notado los dorsos de sus manos mientras descansaban sobre sus rodillas a la luz del fuego, y me habían parecido bastante blancas y finas; pero viéndolas más de cerca, no pude evitar notar que eran bastante toscas, anchas y con dedos rechonchos. Cosa rara, tenían pelos en el centro de la palma. Las uñas eran largas y finas, y recortadas en aguda punta. Cuando el conde se inclinó hacia mí y una de sus manos me tocó, no pude reprimir un escalofrío. Pudo haber sido su aliento, que era fétido, pero lo cierto es que una terrible sensación de náusea se apoderó de mí, la cual, a pesar del esfuerzo que hice, no pude reprimir. Evidentemente, el conde, notándola, se retiró, y con una sonrisa un tanto lúgubre, que mostró más que hasta entonces sus protuberantes dientes, se sentó otra vez en su propio lado frente a la chimenea. Los dos permanecimos silenciosos unos instantes, y cuando miró hacia la ventana vi. los primeros débiles fulgores de la aurora, que se acercaba. Una extraña quietud parecía envolverlo todo; pero al escuchar más atentamente, pude oír, como si proviniera del valle situado más abajo, el aullido de muchos lobos”.

La fascinación por estas criaturas fue en aumento y a lo largo de estos años he dejado entrar a otros vampiros en mi vida (de la Saga Crepúsculo a nadie): el Conde Draco de “Barrio Sésamo”, Nosferatu, Blade (mitad hombre mitad vampiro) y su archi enemigo Deacon Frost,  Lestat de Lioncourt, la pequeña Eli... Pero ninguno de ellos consiguió aterrorizarme como lo hicieron los 1,97 metros de altura, los rasgos angulosos y los ojos hipnóticos que Christopher Lee prestó a la figura del Conde Drácula.
Nunca ganó un Oscar pero en 1983, en la 16 edición del Festival Internacional de Sitges, recibió junto a Vincent Price, Peter Cushing y John Carradine, tres de los grandes del cine fantástico, el premio al Mejor Actor por la película “House of the Long Shadows” de Peter Walker. ¡Un merecido reconocimiento!

Puede que el hombre haya fallecido pero el actor vivirá eternamente, como corresponde a su categoría de no muerto, en el corazón de todos los amantes del género de terror.

Ni ristras de ajos (aunque sean D.O. Ajo Morado de Las Pedroñeras), ni agua bendita, ni crucifijos sobre la cama. Tanto mi puerta como mi ventana siempre permanecerán abiertas para Drácula al igual que él, mucho tiempo atrás, me abrió las de su castillo:

 “—Bienvenido a mi casa. Venga libremente, váyase a salvo, y deje algo de la alegría que trae consigo. La fuerza del apretón de mano era tan parecida a la que yo había notado en el cochero, cuyo rostro no había podido ver, que por un momento dudé si no se trataba de la misma persona a quien le estaba hablando; así es que para asegurarme, le pregunté:

— ¿El conde Drácula? Se inclinó cortésmente al responderme.

—Yo soy Drácula; y le doy mi bienvenida (...) en mi casa”.

Los ojos de Sir Christopher Lee relampaguearon malignamente al pronunciar esas palabras.

Conducta

¿Saben lo que es una historia de vida?  Se trata de una metodología de investigación cualitativa que permite reconstruir, tal y como han quedado grabados en la memoria, los acontecimientos más importantes en la vida de una persona, todo aquello que ha dejado una huella indeleble en su carácter y personalidad: de dónde venimos, qué herencia sentimental y ética hemos recibido de nuestros padres y como nos ha marcado el contexto económico, político, social y  cultural, que nos ha tocado vivir.

Chala, con apenas 11 años, arrastra una pesada carga sobre sus hombros de niño-adulto. Sin padre conocido, con una madre drogadicta y alcohólica, entrena perros de pelea para llevar el sustento a ese hogar que, aunque no parezca tal, es el único que conoce, lo único que tiene. Condenado a moverse en el universo crudo y desesperado de los mayores, que no debería conocer, los problemas los tiene a la hora de integrarse en el mundo infantil que le corresponde. Acostumbrado a la necesidad material y a las carencias emocionales, se relaciona con sus iguales con ese violencia que constituye su día a día, lo que le genera graves problemas de adaptación. Es un niño, a quien no dejan serlo, que siente como pierde su infancia arrastrado por la marginalidad y la ausencia de una familia que le proporcione el calor y la protección que le aseguren un desarrollo normal. Su inteligencia y desesperación le hacen comprender que Carmela, la maestra, constituye su única tabla de salvación, y a ella se agarra con fuerza.

A medida que avanza la historia queda patente que menos Chala (serio, leal, cariñoso, y muy responsable) cualquiera de los adultos se merece ser internado en esa temida y etiquetadora escuela de conducta.

Conducta” no es un drama novedoso ni rompedor (ni siquiera tengo claro que se trate de un drama) pero si es una maravillosa historia de vida que, además de tocar la fibra emocional de quienes la contemplan, contiene una critica social nada encubierta mientras nos recuerda la importancia de la educación como requisito fundamental para tener una oportunidad en la vida.

La especial relación entre Chala y Carmela me hizo pensar en los años de escuela e instituto. Recordé a todos aquellos y aquellas que junto con los misterios de las matemáticas, la biología y la historia, me educaron para enfrentarme al mundo. Busque y rebusque en mi memoria quien había despertado en mí una especial curiosidad por una materia concreta, quien había dejado más huella en mi conciencia de alumno ávido de aprender. Siento decir que no encontré a nadie especial. Tal vez se deba a que la vida errante que me correspondió por la profesión de mi padre me obligaba a cambiar cada cierto tiempo de escuela o instituto, por lo que no pude establecer ese vínculo especial que te ata a tus educadores cuando lo han sido durante varios años seguidos.

Pese a ello, quiero tener un especial recuerdo para Don Manuel, Dña. Conchita y Azucena, todos ellos profesores de lengua y literatura en diferentes momentos a lo largo de mi vida, porque con sus consejos, correcciones y notas, me animaron a seguir escribiendo, algo que siempre fue una pasión en mi vida.

Gracias a todos.

Y es que esta película es, sobre todo, una loa al maestro vocacional.


martes, 9 de junio de 2015

Integral de John Scalzi


La última novela de Scalzi está a punto de ser publicada.
(Ojo, entramos a narrar algunos aspectos de las tramas de varias novelas de Scalzi)
Hace tiempo leí una novela bastante conocida de ciencia ficción, “Old Man’s war”, de John Scalzi. En ella, un grupo de viejunos terrestres se enrolan en el ejército de las colonias espaciales con la esperanza de rejuvenecer y comenzar de nuevo. La novela, llena de humor y de acción,  me gustó, y por suerte, pude comprobar que el autor, tras el éxito de su publicación en 2005, ha continuado escribiendo varias entregas. Así que me hice con todas ellas:
The Gost brigades. Un científico de las Fuerzas de Defensa colonial decide traicionar a la humanidad, y organiza una alianza de tres civilizaciones para luchar contra su propia especie. Las Fuerzas coloniales tratan de evitar la alianza a través de una combinación de arriesgadas operaciones militares y de movimientos diplomáticos. El traidor Boutin transfirió su consciencia antes de morir, y la grabación es utilizada por las fuerzas especiales (las brigadas fantasma que dan título a la novela), para crear un soldado y tratar de averiguar que motivó a Boutin. Los protagonistas de la primera novela, John Perry y Jane Sagan, tendrán que lidiar con todos estos eventos, intentando salvar a la inteligente hija de Boutin, Zoe. Esta novela no resulta tan divertida como la primera, pero profundiza más en temas como la consciencia, el aprendizaje emocional, etc. Consigue una buena combinación de ciencia, emociones y acción.
The Last Colony. Perry, Sagan y Zoe viven tranquilamente jubilados como una familia en una colonia planetaria, en plan cuando reciben un difícil encargo: dirigir una nueva colonia formada a partir de poblaciones procedentes de todas las colonias humanas del universo. Aburridos de ver obras y jugar al dominó, aceptan el encargo (por mucho que el lector les grite, nooo, no vayáis, pringaos).  Y claro,cuando llegan al planeta asignado, Roanoke, se dan cuenta de que están en otro planeta completamente distinto, más allá de la protección de las fuerzas coloniales. A partir de ahí comienza una lucha por la supervivencia frente a los hostiles habitantes del mundo invadido, y a las razas alienígenas que no están nada contentas con el expansionismo humano. Esta novela aumenta el nivel de acción e intriga, y termina con una batalla muy original, que merece ser inscrita en los anales de la ciencia ficción. Scalzi se torna más oscuro y crítico con la humanidad.
Zoe’s Tale. Zoe, la adolescente hija del traidor Boutin y adoptada por Perry y Sagan, relata su visión de los hechos narrados en La última colonia. Su inteligencia y humor hacen que su relato sea divertido al principio, emotivo posteriormente, y profundo al final. Pocas novelas consiguen narrar la adolescencia de una manera interesante, y Scalzi lo logra. A través de Zoe conocemos más a fondo a los personajes de las novelas previas, y obtenemos una visión más realista de todo el tinglado interespacial que se está montando. Merece la pena leer ambas novelas seguidas. Recuerda mucho la lectura de El juego de Ender y la sombra de Ender, de Orson Scott Card, en la que dos personajes narran los mismos hechos.
The Human Division. Los dramáticos acontecimientos del final de la anterior novela llevan a la humanidad al borde de la extinción, cuando la Tierra y sus colonias se dividen políticamente. Es un tema clásico de la ciencia ficción, tratado por ejemplo en las novelas de Asimov. Sólo que en este caso es la Tierra la que se rebela, no las colonias. Los protagonistas anteriores ya no aparecen, y un nuevo grupo de personajes, militares y diplomáticos, toman las riendas en un intento desesperado de reunificar a la humanidad, ante una amenaza oscura y creciente procedente del universo. Otra  novela entretenida, aunque se echa de menos a los protagonistas previos.
Y finalmente, en breve se publicará la siguiente entrega, The end of all things, en la que la Tierra y sus colonias se enfrentarán a una crisis decisiva.
He leído estas novelas de un tirón (más bien escuchado en formato audiolibro), y las recomiendo a los amantes de la ciencia ficción que busquen algo entretenido e interesante.