lunes, 4 de febrero de 2013

Take Shelter

Una alegoría es una figura literaria o tema artístico que pretende representar una idea valiéndose de formas humanas, animales o de objetos cotidianos, hacer “visible” lo que solo es conceptual. “Take shelter” es una alegoría en la que Jeff Nichols mostrándonos en pantalla el día a día de Curtis LaForche, un hombre cualquiera de un pueblecito de Ohio, y las alucinaciones que empieza a sufrir, va dando forma al concepto de caos

El concepto de caos (que no hace alusión a desorden, sino a un orden tan complejo que es prácticamente imposible descifrarlo) ha estado presente a lo largo de la historia de la humanidad. Los pueblos antiguos creían que las fuerzas del caos y el orden formaban parte de una armonía inestable, en permanente tensión.

Dentro de la Teoría del caos, el conocido como “efecto mariposa” (el simple aleteo de una mariposa puede cambiar el mundo) afirma que una pequeña perturbación en las condiciones iniciales de un sistema caótico, mediante un proceso de amplificación, puede generar un efecto considerablemente grande a corto o medio plazo. Es decir, por más insignificante que parezca una circunstancia siempre acarreará algún tipo de consecuencia insospechada e importante.

La incertidumbre forma parte de la vida diaria. Nuestra existencia está compuesta de un cúmulo de variables entremezcladas y en constante retroalimentación, aunque en aparente desorden, que es imposible predecir.

Un día cualquiera Curtis LaForche tiene una extraña pesadilla sobre una gigantesca tormenta que se avecina (toma conciencia del caos, de los vaivenes de la vida) y a partir de ahí, comienza a sufrir alucinaciones que son el reflejo del miedo que empieza a atenazarlo y del que no sabe como escapar: miedo a su propia hija con la cual, debido a su sordera, apenas sabe como comunicarse, miedo a que su mujer lo abandone, miedo a la precariedad laboral, a que los amigos le den la espalda, incluso a que su mascota se revuelva contra el y muerda la mano que lo alimenta.

Ser conscientes de que cualquier acto, palabra u omisión puede tener importantes consecuencias en el futuro, nos produce una angustia vital que nos hace bordear la locura. El pánico a lo desconocido se apodera de nosotros y, para superarlo, perseguimos un control que nos proporcione seguridad. El refugio contra los tornados representa el CONTROL, en cuya construcción el protagonista lo invierte todo poniendo en peligro su trabajo, su economía y su matrimonio, convencido de que así encontrará la paz y seguridad para él y los suyos. Pero se equivoca. Ese control no es posible, es solo una ilusión.

La película, cargada de un fatalismo cruel, se encarga de recordarnos que únicamente cuando aceptamos que hay cosas que no dependen de nosotros, cuando aprendemos a sobrevivir con la incertidumbre, somos capaces de enfrentarnos a la traumática aventura que es vivir.

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