jueves, 27 de diciembre de 2012

El cuerpo

El debut en la dirección de Oriol Paulo, que se anunciaba brillante, ha quedado en un simple y breve destello. El mérito lo tiene quien haya realizado el trailer de la película porque aquél promete y engancha más de lo que consigue ésta. Misterio poco, terror ninguno y entretenimiento escasito.

Un inicio prometedor, por la desaparición de la muerta, se convierte en una historia tediosa, lenta y que no termina de arrancar. La larga estancia en al instituto anatómico forense, buscando asustarnos supongo, lo que consigue es envolvernos en un sopor pegajoso del que solo sales hacia el final de la historia. Pero tampoco es que éste sea brillante, que no lo es, porque hacia la mitad intuyes quien puede estar detrás y el resto se lo saca el director de la manga puesto que no da ninguna pista a lo largo de todo el metraje. No hay piezas que encajar, las acopla a la fuerza porque él lo vale.

El caso es que las actuaciones no son malas, exceptuando a Belén Rueda que entre el botox de su inexpresivo rostro, su excesiva delgadez, que da grima, y la baja calidad de su interpretación, no pasará a la historia del cine por esta película. Ni siquiera como cadáver ya que la escena en que aparece su cuerpo es una copia descarada de Laura Palmer en “Twin Peaks”.

En fin, que me ha decepcionado bastante. ¡Menos mal que tenemos el alisado japonés de Coronado!

domingo, 16 de diciembre de 2012

El Hobbit: un viaje inesperado

Esta es una historia con pies (los grandes y peludos de Bilbo) y cabeza (las de los 12 enanos) pero sin gota de sustancia. Al menos no para el tipo de público que abarrotamos las salas de medio mundo y contemplamos impacientes (¡a una por año!), sin pestañear, “La Comunidad del Anillo”, “La dos torres” y “El retorno del rey”, conscientes de que asistíamos a una de las mejores adaptaciones literarias llevadas al cine.

Una recreación perfecta de la fantasía épica que Tolkien tardó 10 años en completar y que los lectores de “El Señor de los Anillos”, escépticos, nunca creímos que fuera posible transformar en película, por su complejidad, por su profundidad y por su riqueza mitológica. La eterna batalla entre el bien y el mal, que puede adoptar miles de formas y rostros; el ansia de poder, la codicia, la camaradería, el amor incondicional, la capacidad de sacrificio. ¡Caímos rendidos ante el buen hacer de Peter Jackson!
 
Ahora un cuento que Tolkien escribió para sus propios hijos, sin más ambición que entretenerlos, se nos vende como “un viaje inesperado”, cual “callejeros viajeros”, desde la Tierra Media hasta el reino enano de Erebor, pasando por el bucólico valle de Rivendel y su espigada ciudad fortaleza. Pero si de algo peca este “viaje” es de previsible y repetitivo. Los efectos especiales no solo no ocultan sino que acentúan el carácter infantil y poco elaborado de la historia.

Realizada para la mayor gloria de las 3D, asistimos a una sucesión de objetos lanzados por los aires, precipicios que buscan provocar ataques de vértigo, vuelos de pájaros y personas, más precipicios, continuas caídas, y alguna que otra cancioncilla para animar el cotarro (en ocasiones, os lo juro, no podía dejar de preguntarme donde estaba Blancanieves).

La falta de mensaje, de diálogos, de sentido, se rellena, al igual que hicieron con la precuela de la trilogía de la “Guerra de las Galaxias”, con un sinfín de bichos, bichitos y bichotes que en nada tienen que envidiar a los que aparecen en la citada. Es más, el rey de los trasgos, con su papadón, parece un homenaje a Jabba el Hutt, una especie de gusano que aparece en uno de los capítulos de “Stars Wars”.

Los trolls, que en “The Lord of the Ring” son utilizados como arma de destrucción masiva por su tamaño, fuerza excepcional y poca inteligencia, aquí con la excusa de que están cocinando (¡donde está Alberto Chicote cuando se le necesita!), nos hacen sufrir una serie de chistes escatológicos que, sorprendentemente, arrancan algunas risitas entre el público que ya no sabe como sentarse.

No olvidemos al insufrible Radagast el Pardo, amigo de los animales, mago aspavientoso e irritante que se traslada de acá para allá montado en un trineo de conejos y en el que también se entretiene un buen rato el director para justificar que salgan más bichitos (arañas, erizos, pájaros).

Jackson perseguía dos objetivos con esta precuela:

- Pervertir el espíritu de la saga.
- Exprimir los bolsillos de sus millones de seguidores.

Ambos los ha conseguido.