viernes, 17 de agosto de 2012

PROMETHEUS: Cachondeus

Puesto que en este mismo blog Juan analiza esta película desde el punto de vista de la ciencia-ficción y Rodrigo desde el punto de vista de la ciencia-médica, a mí, que no tengo nada de científica, solo me queda el tan socorrido “QUEREMOS RESPUESTAS” porque, como ya le decía Mulder a Scully: “la verdad está ahí fuera”.

PREGUNTAS TRASCENDENTALES:

El robot:
¿Por qué tiene que teñirse las raíces?

Si ni siente ni padece ¿por qué cada vez que un humano le recuerda que él es un robot se le pone esa cara de “arrevenio”?

Si David es antepasado de Bishop en vez de evolución se ha producido una involución, ¿no? ¡Como si no vas a creerte que ambos son familia! Aunque para ser sinceros si tienen algo en común: los dos son muy dados a “perder la cabeza”.

Y hablando de cabezas, puesto que cuando se la arrancan a David este sigue funcionando perfectamente (puede hablar y razonar) resulta evidente que las pilas, en su caso, no las lleva en el mismo lugar que los trajes de luces de los toreros (claro que siendo Fassbender quien lo interpreta ya dejó claro en “Shame” que no podría llevarlas ahí aunque quisiera porque no le queda sitio).

Propuesta: que lo reprogramen como “unidad de placer" (unhmmm), al igual que la replicante a la que interpreta Sean Young en "Blade Runner", ya que me consta que para ese menester “méritos le sobran”.

Los aliens:
El primer alien que aparece es una “bicha”, modelo cobra pero sin cabeza.

El siguiente es un pulpo, con cabeza de pulpo y tentáculos de pulpo.

El último es el auténtico “Alien, el octavo pasajero”.

Pero si resulta complicado aclararnos con el aspecto que presenta nuestro enemigo, más difícil es saber cómo combatirlo: al primer humano, a quien el mamón de David se lo da a beber, le produce una conjuntivitis de caballo (con los ojos muy muy rojos) y le amojama la piel, pero sigue siendo legal y antes de atacar a los suyos prefiere que lo asen vivo. Al segundo se le introduce por la boca y le sale, explotando, por la barriga. Al geólogo, “un colgado muy fumao”, no sé cómo, lo convierte prácticamente en super-man porque de repente tiene una fuerza sobrenatural que solo consiguen parar “quemando” (je, je) sus defensas. Y el colmo es que cuando sale de la tripa de “nuestro ingeniero creador”, a la cual no sabemos cómo ha llegado, lo hace ya como el alien primigenio…. ¡Así no hay quien acabe con estos bichos!

Los humanos: Como dice Juan, ¡menuda selección de personal!:

La jefa: tan estirada, tan estirada que parece que el pantalón de su uniforme le tira del tiro.

El comandante de la nave: ¡señor, sí señor. Sacrificio por mi planeta y lo que haga falta, señor!

La científica: una tía loca que busca la luz.

Hay un chino que ni pincha ni corta, por lo que lo sacrificamos también.

Del “notas” del geólogo ya he hablado.

El resto insustanciales. Miguitas para que los bichos vayan practicando.

Parecidos razonables: como normalmente la ciencia ficción me aburre (y en esta ocasión me aburrí y mucho), me entretengo pensando a que se parecen los objetos que aparecen en pantalla:

La nave Prometheus: un arañón de patas largas.















La nave de “nuestros creadores”: una herradura.

La imagen de la cara que aparece en el cartel promocional de la peli: la máscara de Jason de “Viernes 13”.




































¿Y qué me dicen de “la bodeguilla”? ¿Habrá aliens “gran reserva”?























En fin, solo me queda desear que los responsables de la sanidad pública no vean esta peli porque ante la “cápsula quirófano inteligente” seguro que se les llenan los ojos de chiribitas pensando en el número de cirujanos, anestesistas y enfermeras que se podrían ahorrar…..

¡Ah!, y menos mal que no tuve que ver la peli en 3D, porque entre las gafas de cerca, las de lejos y las de sol, si ahora tengo que añadir otras para ver “tontás” tridimensionales, voy a necesitar una carretilla la próxima vez que salga de casa… ¡que cruz!








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