lunes, 4 de junio de 2012

Macht point

No vi esta película en su día porque no soporto al “genio” Woody Allen. Me irrita con su sola presencia y, sobre todo, con ese doblaje balbuceante que les ponen a los personajes que interpreta. Tampoco me hacen gracia sus “geniales” diálogos. Solo me he salido de una sala de cine en tres ocasiones: con “La noche de los muertos vivientes” (aún no había aceptado a los zombies en mi vida y me daban mucho asco), con una película argentina, de cuyo nombre no quiero acordarme, sobre un tío que iba al psicoanalista y con “La rosa púrpura del Cairo”.

Pero he de confesar que “Macht Point” me ha dejado con la boca abierta. Incluso admito que he llegado a pensar que quien la había escrito y dirigido había sido Son-Yi y que Woody solo había puesto su firma (no sería la primera vez en la que un hombre se lleva el mérito de la obra de su pareja, por ejemplo, sobre algunas de las obras de Rodin siempre ha planeado la duda de si su verdadera autora no fue Camille Claudell). Pero como no me considero de natural rencorosa, estoy dispuesta a aceptar que el señor bajito del clarinete ha conseguido una película redonda: buenas interpretaciones, una música espectacular y una historia que engancha de principio a fin.

Planteando la premisa de que la suerte es muy importante en la vida y de que nuestros logros o errores se deben en numerosas ocasiones al puro azar que, inconstante, nos lleva por este o aquel camino, el director neoyorquino va desgranando un relato cuya imagen inicial, una pelota de tenis que al tocar la red puede caer en un lado u en otro de la pista, resume la historia, aunque solo lo entiendes al final.
Jonathan Rhys Meyers realiza una soberbia interpretación. El comedido y encantador jugador de tenis, soñador, bohemio, entra en contacto con la clase alta sin que, en un principio, parezca envidiar nada de lo que ésta posee. Su sencillez, naturalidad y falta de ambición conquistan a los ricos tanto como a él lo va conquistando la buena vida. Y así, sin apenas ser consciente de cómo ni cuando, se ve inmerso en una relación con la dulce heredera que lo arrastra y acaba transformándolo en algo que detesta.

En medio de ese proceso de cambio conoce a la sexual Scarlett y no puede evitar sentirse atrapado por el deseo. Una relación intensa y perturbadora de la cual, cuando se trueca en una amenaza para su nueva y acomodada existencia, empieza a dudar e intenta abandonar, cosa que ella, exigente, le impide.

Así llegamos a un final desesperado para el protagonista e inesperado para los espectadores. Una solución drástica en la que la suerte vuelve a jugar un importante papel, y que, pese a su empeño, acaba trastocando su vida.

La escena final, un primer plano de Rhys Meyers en cuyos ojos puede leerse la culpabilidad por los actos cometidos y la angustia vital por la persona en la cual se ha convertido (mientras suenan las notas tristes de “Una furtiva lagrima”, perteneciente a “L'elisir d'amore”, de Donizetti), es de una tristeza sublime.

3 comentarios:

  1. Me gustó mucho esta película, no suelo ver nada de Woody Allen porque tengo la sensación de que sus pelis no me van a gustar pero esta me convenció, está muy bien

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  2. Match Point no solo es una acojonante película...si no que es caracterelógica y propia del Woody Allen que no se pone como protagonista y tiende a la comedia ágil. Creo que tus prejuicios no te dejaron conocer, en su dia, la obra de este gafotas judio en profundidad. Aún estás a tiempo :).

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  3. Hubieran sido prejuicios si hubiera hablado pestes de él sin haber visto ninguna de sus obras, pero no es el caso. No obstante, como afirmo en este artículo, no me duelen prendas en reconocer que "Macht point" me parece una película fantástica. Y por ello una compañera de trabajo, con la cual he estado comentándolo, me va a dejar "Midnigt in Paris" para verla. Ya te contaré que tal.

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