martes, 1 de noviembre de 2011

Las aventuras de Tintin: El secreto del Unicornio (Steven Spielberg, 2011)


Una de las diferencias entre quienes se dedican a una disciplina artística de modo profesional y quienes no, es que aquéllos pueden expresar sus estados de ánimo, obsesiones, o incluso aficiones de toda la vida por la vía artística, y encima obtener un rendimiento de ello. Un escritor puede llenar cientos de páginas exorcizando demonios, un músico puede añadir música a sus confesiones, un pintor puede desafiar a críticos y observadores expresando a brochazos su sensación de soledad en medio de un mundo alienante y opresor, e incluso un escultor puede poner de manifiesto a martillazo limpio aquello que quiere comunicar. Y encima todos ellos pueden sacar sus dineritos de ello.

Del mismo modo, cuando un cineasta es un devoto de determinada creación, puede coger y rodar una película con ello, mientras que el resto de gente nos conformamos con comentar con los amigos aquella obra que tanto nos ha gustado desde siempre. Y eso sí, tenemos derecho a formarnos nuestras propias ideas e imágenes sobre como se representaría en una pantalla tal o cual obra. Así, cuando Peter Jackson rodó las tres partes de El Señor de los Anillos, su representación de los lugares donde transcurre la historia fue muy parecida a la que yo me había hecho al leer las novelas. Supongo que no fue nada exclusivo mío, y se debe más bien a lo exhaustivo que era Tolkien en sus descripciones. Mr Jackson hizo la trilogía que me habría gustado hacer a mi.

Pero cuando Jackson se pone con los presupuestos y la burocracia, y la dirección pasa a Spielberg, hay que pensar que éste, además de su maestría cinematográfica, va a poner mucho de su parte en la elaboración de la historia. Es decir, Spielberg no se limita a llevar al cine una aventura de Tintin, como todos los aficionados a la obra maestra del comic belga haríamos. No, él no adapta. Él elabora Tintin.

Me explico: cuando uno se entera de que se prepara una película sobre “El secreto del Unicornio”, piensa que estamos hablando de esa aventura, y en todo caso de “El tesoro de Rackham el Rojo”, que va a continuación y forma un conjunto con la primera. Pues nada de eso. Resulta que el viejo Spielberg coge una parte y la esencia argumental de la primera, introduce elementos de “El cangrejo de las pinzas de oro” y por supuesto de “El tesoro...”, nos presenta un Tintin que a ratos sugiere más a Indiana Jones, lo mezcla todo, se rodea como es habitual del mejor equipo humano y técnico posible, vuelve a recurrir al infalible John Williams para la banda sonora, y saca de su chistera una peli de aventuras enorme, de esas que uno piensa que merecerá un lugar en una historia del cine de animación, o de semianimación, como es el caso.

Aconsejo puntualidad, porque sólo los créditos del principio, que me atrevería a calificar de muy sesenteros, y con una música de clarinete (o saxo tenor, que uno no llega a tanto) muy dinámica, aportan más que muchas películas enteras. Los primeros minutos sirven para ubicarse, más que en la trama propiamente dicha, en el ambiente que se crea mediante la técnica de animación basada en tomar personajes reales y crearles capas virtuales para simular muñecos en 3D (sé que tiene un nombre pero no recuerdo cual). Yo he visto intencionadamente la versión en dos dimensiones, porque al contrario de la tendencia actual, pienso que en la mayoría de casos, el llevar unas gafas incómodas y pasarse la peli tratando de evitar ser agredido no aporta gran cosa por norma general. La técnica funciona, y muy bien, aunque tengo que decir, para decepción de una contribuidora asidua de este blog, que Daniel Craig apenas es reconocible en su doble papel de doble malo de la peli.

Es, aceptando que la historia parte casi más de la mente de Spielberg que la de Hergé, una película de aventuras exuberante, espectacular, de buen ritmo, y tremendamente divertida. Por supuesto, Spielberg no ha renunciado a homenajearse a si mismo, tanto por crear una especie de Tintín Jones, como al hacer que Haddock diga, masticando las palabras, "nadie-me quita-mi barco". ¿A qué os suena?


El final de la peli apunta claramente a una continuación. Evidentemente tendrá que basarse en "El tesoro de Rackham el Rojo". Me pregunto qué otras aventuras aparecerán mezcladas y cuánto pondrá Spielberg de su parte.

Información a padres y madres: aunque sea de animación no es una peli infantil, y mucho menos para menores de cinco años. ¡Rayos, truenos y centellas!

Llamp de llamp de rellamp!

1 comentario:

  1. Jarr y jarr, me gustó bastante. La vi en 3D, le pega mucho, está muy pensada para esta técnica. Muy recomendable leer los cómics originales. Yo recientemente los he releido todos en una edición en un sólo volumen, de Casterman. Jarr!!!

    Juan

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