martes, 30 de agosto de 2011

MI PRIMERA VISITA AL MUSEO DEL PRADO

Fui de rebote, lo reconozco. Mi intención inicial era visitar en el Thyssen (uno de mis museos favoritos, junto con el Musée d'Orsay en París y la Galleria degli Uffizi en Florencia que también tengo la enorme suerte de conocer) la exposición de Antonio López, pero fue imposible. Llegué a los 10,30 de la mañana y ya un cartel en la puerta anunciaba “últimas entradas para ver la exposición de Antonio López”. Pensé que no podía ser que la quitarán tan pronto, pero claro no se refería a eso sino a que para ese sábado solo quedaban entradas ¡a las 10,45 de la noche! (si van a ir en fin de semana compren las entradas por Internet, no se arriesguen). Entonces decidí intentarlo en el Prado no muy convencida porque siempre que he querido verlo las colas eran impresionantes. Pero tuve suerte. No hubo problemas ni para entrar ni para comer y además puede hacer la visita sin excesivas aglomeraciones algo que casi es un lujo.

Quiero destacar el buen funcionamiento del museo: El acceso está muy controlado y perfectamente organizado. El personal es atento y con una disposición envidiable y la información para hacer los recorridos es clara y perfectamente estructurada. ¡Se nota que reciben millones de visitantes!.

Debo decir que el edificio, algo en lo que me suelo fijar mucho, tan majestuoso e impresionante por fuera, me pareció bastante feo por dentro. No me gustó la remodelación del claustro de los Jerónimos (la iglesia de los Jerónimos me pareció una preciosidad y sentí mucho no poder visitarla por dentro al estar cerrada) que hizo Moneo y que parece ser que popularmente se conoce, debido a su aspecto exterior, como “el cubo de Moneo”. Yo tengo un problema con este señor porque no entiendo su empeño en el uso de cristales, acero y formas geométricas futuristas en edificios clásicos, en ciudades patrimonio de la humanidad y en paisajes idílicos. El afán por dejar su impronta destrozando, desde mi punto de vista, verdaderas joyas arquitectónicas, supera con creces al respeto debido a la historia.

Decidí empezar
con la obra de Goya (la más extensa de toda la colección). Sus retratos de corte, las escenas bélicas, las pinturas negras…. Estas últimas no me impresionaron tanto como esperaba excepto “Saturno devorando a sus hijos”. ¡Realmente resulta sobrecogedora!. En cambio “Los fusilamientos del 2 de mayo” no produjeron en mi agitación alguna. Ya sé que habrá gente que pensará que no tengo ni idea, como así es. Lo que yo busco cuando contemplo una obra de arte, puesto que no soy entendida en el tema, es la emoción estética. Esa que al escuchar una pieza de música, contemplar un cuadro o una escultura, te hace detenerte, volver a mirar y sacude tu interior conmocionándote de alguna manera para, a continuación, despertar tu curiosidad y hacerte desear conocer datos sobre el autor, lo que representa la pieza en concreto o el marco histórico en el que fue concebida.

Defiendo que no se precisan nociones sobre técnicas pictóricas, escultóricas o musicales para poder apreciar la belleza de algo. No creo que una persona cultivada pueda apreciar mejor una obra de Mozart que otra que no lo sea. La primera sabrá el tipo de composición de que se trata, si predomina el violín o el chelo, el momento en que el autor la compuso y, tal vez, que pese a ser un genio murió pobre y fue enterrado en una fosa común. Al segundo, ignorante de todo eso, solo le conmoverá, le turbará, le agitara por dentro, sin que entienda el por qué…. Pero ¿acaso no es ese el objetivo último del arte?.

Aunque el cuadro de Goya, como ya he dicho, no me impactó especialmente, si descubrí otro cuadro sobre la misma temática, del que no podía apartar los ojos: “Fusilamiento de Torrijos en la playa de San Andrés (Málaga)”, de Antonio Gisbert Pérez, pintor del que, hasta ese momento, nunca había oído hablar.

Lo primero que sorprende son las dimensiones del lienzo, 390 x 601 cm. Después te atrapa el contenido. Como desconocía el hecho histórico que representaba me he informado posteriormente en Internet. Se corresponde con uno más de los penosos capítulos de guerras, traiciones y venganzas de los que está repleta la historia de España. Conocer quienes eran los representados en el cuadro ha hecho que sintiera más pena, pero no ha incrementado el gran impacto que me causó cuando lo vi.

Dividido en tres partes, en la primera, la más cercana, aparecen los ya fusilados. El desmadejamiento de los cuerpos, la sangre brotando de las heridas, el sombrero caído, los detalles (que aquí no se perciben bien) de las ropas… ¡Acongoja!. En el plano siguiente se sitúa el General Torrijos agarrando las manos de dos de sus compañeros. La dignidad del caudillo, que resplandece en su rostro y en su porte, destaca sobre el comportamiento y la manera de enfrentarse a la muerte del resto de sus acompañantes: Dos se abrazan para darse ánimos mutuamente, otro parece rezar, la locura brilla en los ojos de un tercero, otro parece mirar al pintor; al de más edad, a quien le están vendando los ojos, destaca por su actitud desafiante… Entre ellos los frailes que cumplen su tarea de manera desapasionada. Por último el pelotón de fusilamiento, más borroso, esperando pacientemente en formación, la orden de su superior para completar su cometido. Junto a un mar no en calma y en un día brumoso y gris, las figuras de los condenados irradian una luz que habla de su nobleza, de la defensa de la libertad y denuncia la traición y vileza que supuso este acto.

Es un cuadro muy rico en matices, con una gran carga emocional. El pintor logra que cada uno de los personajes que aparecen en el mismo cuente, a través de la expresión de la cara y de la colocación del cuerpo, una historia. ¡Realmente es magnifico!. Sé que en el Prado hay muchas obras conocidas mundialmente, pero yo os recomiendo que, cuando vayáis, no salgáis de allí sin haber dedicado un tiempo a contemplar este cuadro. ¡Seguro que no os dejará indiferentes!.

Otra de las pinturas que me sorprendió enormemente fue “El jardín de las delicias” de El Bosco. Mi sorpresa no viene tanto por el contenido del cuadro, sin duda llamativo por el abigarramiento de elementos, la compleja simbología, la profusión de figuras y la utilización del color para diferenciar cielo, vida e infierno, sino porque de repente pensé: “Dalí copió a El Bosco”. ¡El Bosco pintó “El jardín de las delicias” hacia 1485!. No puedo imaginar la cara de la gente de esa época cuando contemplará este cuadro: Estupor, horror, asco, rechazo a la par que atracción…. Pero es indudable que recuerda al pintor de Figueras, solo que a éste le obsesionaban los saltamontes y las mariposas y El Bosco prefería los peces. También recomiendo prestar atención a este tríptico por su singularidad y originalidad. Casi es un jeroglífico que invita, aún sin saber nada del pintor ni de su obra, a intentar descifrarlo.

También deseaba ver el retrato de María I de Inglaterra (pintado por Antonio Moro), hija de Enrique VIII y Catalina de Aragón. Mi interés, en este caso concreto, no era la obra ni el pintor sino el personaje representado. Hace poco terminó la fantástica serie “Los Tudor” que he seguido con mucho interés y María Tudor era uno de los personajes claves. Quería ver de cerca a “Bloody Mary” apodo que se ganó debido a que condenó a casi 300 religiosos disidentes a morir en la hoguera cuando volvió a instaurar el catolicismo en Inglaterra.

Es evidente que conocer un museo de estas dimensiones e importancia precisa más de un día. Aunque estuve dentro unas 6 horas, incluida media hora para comer, y lo recorrí casi entero, se necesita más tiempo para detenerte en cada obra y pensar en su posible significado o disfrutar solo de su contemplación porque te relaja. Por supuesto volveré.

lunes, 29 de agosto de 2011

EL MONSTRUO DE FLORENCIA

DOUGLAS PRESTON con MARIO SPEZI

Los monstruos pueden surgir en cualquier sitio, incluso en lugares tan bellos como Florencia...Tal como se anuncia en la portada del libro, se trata de una historia real, novelada por Douglas Preston conjuntamente con un periodista de investigación de “La Nazione” Mario Spezi, uno de los mayores expertos en los Crímenes del Monstruo.En Agosto del año 2000 Douglas Preston se traslada, junto con su familia, a la Toscana para conocer el entorno en el que transcurrirá su nueva novela. Tiene en mente escribir una thriller ambientado en las inundaciones que padeció Florencia en 1966 y que destruyeron o enterraron parte de su patrimonio cultural y artístico. Mientras se documenta para escribirla, entra en contacto con Mario Spezi, quien le comenta que justo en el olivar delante de la casa en la que vive Preston, tuvo lugar uno de los asesinatos del Monstruo de Florencia. El conocimiento de Spezi sobre los crímenes, las características de los macabros asesinatos – todos ellos cometidos en parejas jóvenes mientras hacen el amor- y la imposibilidad de encontrar a los responsables a pesar del número de personas detenidas y juzgadas, fascinó a Preston hasta el punto que abandono su proyecto inicial para cooperar con Spezi en la investigaciónLa novela se divide en dos partes, la primera en la que Mario Spezi narra los 7 asesinatos dobles transcurridos entre los años 1968 y 1985, así como las investigaciones policiales de los mismos. Todo ello enmarañado por los múltiples encausamientos judiciales, por las repercusiones personales y sociales para los imputados, los falsos testimonios, las supersticiones… y el afán de poder de jueces, fiscales e instructores de los diferentes sumarios, que no contribuyo al esclarecimiento de los hechos. Acaba el relato cuando Spezi, anuncia su conocimiento sobre la verdadera identidad del Monstruo de Florencia.La segunda explicada por Douglas Preston, describe como poco a poco éste se ve atrapado por la historia de Spezi y empieza a colaborar con él para demostrar su teoría. Sus investigaciones e hipótesis van en contra de las diferentes versiones oficiales y representan una amenaza para los intereses personales y políticos de algunos…. por lo que acaban situándose en el centro de las investigaciones.La historia de Preston describe en un segundo plano las diferencias culturales entre americanos e italianos que para él y su familia suponen inicialmente un hándicap, pero también y especialmente el funcionamiento del sistema judicial italiano que todo y en pleno s. XXI (2006) parece exento de toda garantía judicial para los imputados.Ni que decir tiene que la investigación de los asesinatos tiene consecuencias tanto para Spezi como para el propio Preston……….Sobre los asesinatos del monstruo:http://es.wikipedia.org/wiki/Monstruo_de_Florencia

domingo, 28 de agosto de 2011

Super 8 (IV)


Pues a mí me ha gustado. Es toda ella un exceso, pero efectivamente, es un puro divertimento, un volver a aquellos Goonies de hace un cuarto de siglo, montones de guiños a cosas que quienes tenemos una edad o o casi dos nos hacen soltar la lagrimita, es un Spielberg sobre Spielberg, con esa constante en su vida que ha sido el poder, militar por supuesto, con esa gran parafernalia sin rostro que se lo lleva todo por delante y a la que es imposible acceder, la alusión al accidente nuclear de Three Mile Island (Harrisburg), que uno cree entrever tras toda la trama. Mola ver canciones como Don't Bring Me Down de ELO, My Sharonna de The Knack, o Heart of Glass de Blondie sonando como éxitos del momento...

A quien esto escribe le hace especial gracia ver como fecha relevante de todo el tinglado en que nuestro pobre ET feo (que no parece traído de Roswell precisamente por lo feo que es) se vuelve malo, ese 8 de abril de 1963, que fue mi segundo día en el mundo.

Ingenioso como se puede presentar como método infalible para mantenerse delgado pasarse la vida vomitando, sin que el asunto tenga nada que ver con la anorexia ni con la bulimia.

Y sin duda, impagable la proyección del ¿corto? (iba a poner vídeo) que se ha estado elaborando durante toda toda la peli. ¿Alguien es capaz de decir algo de los créditos? Que grande el rubio incendiario.

Yo aconsejo verla, con cierta coraza contra historias de chicos preadolescentes con vida familiar desgraciada, pero que no estorba mucho en el total de la cinta. Posiblemente gustará menos a menores de 35-40 años, o como mínimo se sentirán menos implicados desde un punto de vista emocional-histórico. Para estos últimos, hay que decir que no es demasiado larga.

Para quienes tengan la tentación de pensar que la chica comete poco menos que infanticidio: la actriz es un par de años menor que el actor que hace de chico listo.

Por si alguna vez hubo alguna duda: poner “inteligencia” y “militar” en la misma frase chirría mucho.

sábado, 27 de agosto de 2011

TIEMPO DE MATAR, o cuando todo puede saltar por los aires

TIEMPO DE MATAR
Donald E. Westlake

AVISO: La novela a la que se refiere esta entrada es "Killing Time", escrita en 1961 por Donald E. Westlake, y que no tiene nada que ver con "Time to Kill", de John Grisham y llevada al cine en 1996 por Joel Schumacher.


Winston, final de la década de 1950. Una ciudad cualquiera del Estado de Nueva York, que experimentó un importante crecimiento los años posteriores al final de la II Guerra Mundial, al amparo de una gran industria química. Aparentemente se trata de una ciudad como cualquier otra, sin nada especial y con una vida cotidiana más o menos tranquila. Con sus poderes fácticos, sus políticos que son más evaluados por su eficacia que por su honradez, sus figuras socialmente relevantes, con un detective privado, EL detective privado, Tim Smith. Aparentemente también es un personaje gris, sin nada que pudiera llamar la atención. Una noche alguien intenta asesinarlo, aunque finalmente es el asesino quien acaba dejándose la vida. Este hecho, procedente del mundo exterior de esa sociedad cerrada pondrá al descubierto todas las tensiones larvadas en las últimas décadas en una espiral liberada con final inevitablemente energético.

Esta novela, al parecer basada en "Cosecha Roja" de Dashiell Hammett (esto me lo han dicho, dado que no leí Cosecha Roja), va de equilibrios. Como recordaréis, un equilibrio puede ser estable o inestable, dependiendo de la cantidad de energía implicada. Un equilibrio estable es aquél que contiene poca cantidad de energía, y por tanto, un pequeño alejamiento del punto de equilibrio tiene como consecuencia el retorno más o menos rápido a la situación inicial (típico caso de un tentetieso). Por el contrario, en un equilibrio inestable hay una cantidad considerable energía contenida, y un pequeño empujón en el punto inicial, cualquier pequeña perturbación externa acaba provocando el alejamiento a una velocidad cada vez mayor con respecto a un punto de equilibrio que no se recuperará, resultando una liberación de energía gigantesca e incontrolada. Es el caso de la novela que nos ocupa.


Reconozco que al principio me resultó algo cargante el exceso de uso de todos los tópicos de la novela negra con los que Westlake adornó la descripción del detective Tim Smith y su relación con su mundo. Pero enseguida se convierte en una novela corta absorbente en la que no hay párrafo sobrero y que yo consumí en tres días de hospital, pero que un lector más ágil puede devorar de una sentada. Muy aconsejable.


Por cierto, no hay que perderse la última frase, pero mejor leer antes todas las demás.


jueves, 25 de agosto de 2011

Super 8, Tercera fase

Cine en Super 8: recuerdos familiares, zombies y demás monstruos...






El final de los 70 y principio de los 80 fue una buena época para los que éramos chavales entonces. Evidentemente, en décadas anteriores se habían sentado las bases del cine de ciencia ficción, de terror, del género fantástico…como por ejemplo, la inquietante “La noche de los muertos vivientes”, de George A. Romero,. Estrenada en 1968, fue el arranque del género moderno de zombis, fundamental para cualquier buen friki que se precie.

Pero nuestra generación tuvo la gran suerte de vivir una revolución en el cine de aventuras unos años después. La doble inocencia de nuestra corta edad, y de la novedad de lo que estábamos viendo, hizo la experiencia inolvidable. Así, por ejemplo, en 1977 disfrutamos de “Encuentros en la tercera fase”, de un joven genio llamado Steven Spielberg. En aquella época, los ovnis estaban muy de moda. Recuerdo por ejemplo, haber disfrutado de la serie “investigación Ovni” (Project UFO), del año 1978. Su comienzo era estremecedor…

"Ezequiel vio la rueda. Ésta es la rueda que dijo ver. Estos son objetos volantes no identificados que la gente dice estar viendo hoy en día. ¿Son una prueba de que estamos siendo visitados por civilizaciones de otras estrellas, o qué son? Las Fuerzas Aéreas de los Estados Unidos comenzaron una investigación de este fenómeno en busca de la verdad. Lo que van a ver es parte de esa búsqueda de 20 años."

Spielberg ya había hundido el turismo playero de medio mundo en 1975, con "Tiburón", pero “Encuentros en la tercera fase” fue su primera gran película de ciencia ficción. Obviamente, a partir de entonces los miembros de mi pandilla no nos perdimos ni una de sus películas, incluso la alocada “1941”, que nos dejó un poco perplejos. Entre 1981 y 1985, en alguno de sus múltiples papeles como director, productor, etc, estrenó nada menos que “En busca del arca perdida”, “ET”, “Poltergeis”, “En los límites de la realidad” (basada en la mítica serie The twiligth zone), “Gremlins” y “Los goonies”…¿Quién da más?. Los típicos pueblos del medio oeste americano, con su chulesco sheriff en aquellos maravillosos cochazos, sus malos (de película, claro), sus fiestas de graduación en el High School local, sus típicas casitas con jardín, y las pandillas de preadolescentes con bicis y adolescentes con motos y destartaladas pick-up, nos resultaban tan familiares como las tardes de sándwiches de Rodilla en el Parque del Oeste y cine en la Gran Vía…

Por si el bueno de Spielberg resultara poco, su colega George Lucas nos dejó pegados en el asiento del cine (eso si, después de haber sufrido dos horas de cola), con la impresionante primera escena de “La Guerra de las Galaxias”. Ver aquel Crucero Imperial capturando la nave rebelde fue un impacto brutal, mil veces revivido con los amigos en el patio del colegio. La saga comenzaba en 1977, y nos ha tenido enganchados durante décadas. En 1982, los más frikis del cole ya buscábamos ávidamente cualquier novedad que saliera en ciencia ficción. Aparte de descubrir a los clásicos de la ciencia ficción (Asimov, Arthur C. Clark, Bradbury...) aquel año alucinábamos con “Blade runner”, de otros dos genios: Ridley Scott a la dirección, y Philip K. Dick a los mandos de la máquina de escribir, de la que habían salido magníficos relatos de ciencia ficción, muchos de ellos llevados al cine posteriormente. Ridley Scott ya nos había quitado el sueño con esa magnífica mezcla de cine de ciencia ficción y terror que fue “Alien, el octavo pasajero”.

Por todo ello, cuando fui a ver “Super 8”, homenaje al cine de esta época, y película semi-biográfica de Spilberg y JJ Abrams (Fringe, Perdidos), sabía que me tenían ya medio ganado, por el poder evocador y nostálgico de la recreación de aquella época. Pero es que además del homenaje al cine de aventuras y pandillas de los 80, que incluye todos los elementos necesarios (pequeño pueblo americano, fenómenos extraños, paranoicos militares, y un divertido grupo de amigos), la película está muy bien planteada, ya que con cierto tono de ironía, humor y sutil parodia, resulta muy entretenida por si misma. Aunque al final acaba incurriendo en exageraciones e inconsistencias propias de este tipo de historias, resultan simpáticas y esperables, y en todo caso, se ven compensadas con el delicioso mini corto que se proyecta a la vez que los títulos finales.

http://en.wikipedia.org/wiki/Super_8_(film)

Una película que seguramente tendrá impacto...¡al menos lo ha tenido en nuestro blog, en el que ya hay nada menos que tres entradas sobre ella!




"Súper 8" (Reprise)


Bueno, pues yo creo que estamos ante una magnífica película... emotiva y espectacular.
Una película que no sólo encierra mucho cine dentro, sino también mucho amor por el cine, lo que ya es meritorio y muy de agradecer. Ello ennoblece y dignifica sin duda a sus autores -siendo como son ilustres representantes del rancio entramado industrial de Hollywood.
El truco está en ver la película con los ojos de aquellos espectadores que fuímos, hace unos treinta años (!), cuando descubrimos en inolvidables sesiones títulos míticos como Encuentros en la Tercera Fase, E.T., Regreso al Futuro... y tantos otros.
Una película divertida, que no abusa de los efectos especiales-digitales, que mantiene el ritmo y la tensión dramática, que encierra mucha ironía y grandes dosis de humor, que dosifica el suspense mediante un excelente sentido de la narración, con unos personajes muy bien retratados y una cuidadísima puesta en escena cuyo resultado es una admirable ambientación que se traduce en una enorme capacidad de evocación.
La peripecia argumental, con guiños cinéfilos (el cine dentro del cine), con elementos en clave autobiográfica, -tanto de Steven Spielberg como de J.J. Abrams-, está muy bien resuelta, lo que a mi juicio le añade encanto y credibilidad.
La pandilla de críos es excepcional y su interpretación (Elle Fanning, la niña, es brillante) deja traslucir un gran trabajo de casting.
Y finalmente, por si fuera poco, el homenaje al director de "La noche de los muertos vivientes", George A. Romero, en la películilla de zombis de los títulos de crédito resulta magistral: cortesía de Químicas Romero.
¿Qué más se puede pedir? Muy recomendable...

domingo, 21 de agosto de 2011

"Súper 8"

Esta película va de que “Los Goonies", varios años después pero más gritones aún si cabe, en vez de buscar un tesoro pirata están rodando una película de zombis y en su camino se cruza ”E.T.”. El extraterrestre, más crecidito y con peor genio (debe ser familiar de primer grado de “Predator” porque su parecido le delata), sigue queriendo volver a su casa pero se lo impide un grupo de militares muy muy malos, a los que les importa un pimiento ocasionar “La guerra de los mundos” (en la que por cierto aparecía la adorable Dakota Fanning que en esta cede el testigo a su hermana pequeña Elle) con tal de salirse con la suya. La zona está infectada (¡como en “Monsters”!) pero en vez de advertir a los habitantes del peligro que corren, y para evitar que el pobre bicho escape, consiguen evacuarlos con mentiras.

A partir de aquí el universo de Steven Spielberg se difumina y surge (ya sabemos que viaja en el tiempo y de una dimensión a otra) el de J.J. Abrams, quien parece que aún no ha podido escapar de la isla de “Lost”, por lo que recupera el famoso campo magnético, remedio universal para cualquier misterio o problema. Eso sí en “Súper 8” el único humo negro que aparece es el de los trenes tras el choque y, en principio, no tiene poderes, aunque todo se andará. ¡Que pena que no aparezca Josh Holloway (Sawyer) saliendo del agua sin camiseta como en el anuncio de “Cool Water”.

Lo único que merece la pena de este batiburrillo repetitivo y nada original, es la película de zombis que los chicos terminan porque me trae reminiscencias de Tarantino. ¡Seguro que sus comienzos fueron algo parecido!.

Los años terribles

En la trilogía "Berlin Noir", Philip Kerr evoca magistralmente los duros años de la Alemania de los 30 y 40.

El escritor Philip Kerr nació en Edinburgo, en 1956, y estudió derecho en Birmingham. En 1989, comenzó a dedicarse completamente a la literatura. Entre los años 89 y 91, publicó la primera trilogía de novelas protagonizadas por el policía berlinés Bernie Gunther: Violetas de Marzo, Pálido criminal, y Un réquiem alemán.

La primera de ellas está excelentemente ambientada en el Berlín de los Juegos Olímpicos de 1936. El protagonista, Bernie Gunther, es un detective privado, antiguo policía, que se ve enfrentado a un complejo caso con implicaciones políticas. La novela recrea el ambiente de luchas políticas dentro del partido Nazi. Consigue transmitir una sensación de angustia y desastre inminente. El autor se beneficia del gran número de películas sobre la Alemania nazi, que facilita que el lector evoque fácilmente las escenas de terror creciente. Aun así, Kerr realiza un importante esfuerzo para resultar convincente, incluso cuando introduce personajes históricos muy conocidos, como los jerarcas nazis.

La trilogía continúa con “Pálido criminal”, ambientada dos años más tarde. En 1938, la Guerra europea parece inminente. Bernie Gunther es obligado a volver a la policía (Kripo), buscando a un peligroso psicópata al que no se le ocurre nada mejor que matar a chicas jóvenes con rasgos arios en plena Alemania nazi… De nuevo, Kerr nos introduce en el peligroso Berlín de los 30, que había pasado directamente de la decadencia de los cabarets y la depresión a la aberración del totalitarismo. El autor sigue atreviéndose a introducir en la historia a personajes muy conocidos, realizando para ello una labor de investigación muy detallada. En este caso, sobre la fascinación de Hitler y los suyos por las ciencias ocultas. De nuevo, este aspecto es bien conocido y ha sido tratado numerosas veces en la cultura popular, desde “En busca del arca perdida” a la reciente “Capitán América”. Nuestro compañero de blog Rodrigo Gutiérrez me regaló hace tiempo un excelente libro sobre este tema, “El plan maestro”, de Heather Pringle, que relata la creación de la Ahnenerbe, el instituto de arqueología “esotérica”…

Finalmente, la trilogía “Berlin noir”, como también es conocida, finaliza con “Requiem alemán”, situada esta vez en el Berlín de la postguerra. En medio de la desolada ciudad, Gunther trata de sobrevivir trabajando de nuevo como detective privado. Un peculiar encargo llevará al sufrido detective a la novelesca Viena del año 47, en la que la Guerra fría y el espionaje están comenzando.

Entre los años 2006 y 2010, el autor ha publicado una nueva serie de novelas con el mismo protagonista: “Unos por otros“, “Una llama misteriosa”, “Si los muertos no resucitan” y “Gris de campaña”. De ellas, he leído ya las dos primeras. En la primera, volvemos a la Viena de postguerra, que inevitablemente asociamos a las escenas del “El Tercer Hombre”. En esta ocasión nuestro valiente protagonista se verá las caras nada menos que con Odessa….la siniestra organización nazi, que ya describió Frederick Forsyth en 1972, en su novela “The Odessa file”.

La siguiente novela arranca en la Argentina peronista del año 50, en la que Bernie Gunther ha de labrarse una nueva vida huyendo de uno de los múltiples follones en los que se había metido en Europa. La novela nos relata los trapos sucios del refugio prestado en Argentina a los jerarcas nazis. La recreación de este país no resulta tan convincente como la de Alemania, pero aun así, la lectura resulta interesante y en general creíble. En esta novela y al parecer, en la siguiente, el autor recurre a contar dos historias paralelas, una de ellas ambientada de nuevo en la Alemania de los 30. Este recurso añade interés y dinamismo a la historia. Además, en varios “flashbacks”, nos vamos enterando de lo que hizo Gunther durante la II Guerra Mundial, que pasó nada menos que en las SS, ya que ninguna novela está ambientada directamente durante los años de guerra.

http://www.philipkerr.org/

En todas los libros, Kerr combina un estilo inspirado en la novela clásica de detectives duros americanos, con unas ingeniosas tramas, complejas, en las que demuestra sus conocimientos históricos y aprovecha episodios no bien clarificados para hacer un poco de historia-ficción. Es una de las series de detectives que más me gustan. Pretendo leer las dos que me faltan, en espera también de una nueva novela anunciada para octubre de este año: “The Man With the Iron Heart”. Aunque su lectura resulta adictiva y muy entretenida, hay que avisar que el escritor no duda en describir detalladamente la violencia y la degradación moral de unos años terribles.

http://www.historicalnovels.info/Berlin-Noir.html



lunes, 15 de agosto de 2011

PASIÓN POR LA MONTAÑA

De Toledo a Benasque. Salida de casa a las 7 de la mañana pensando en adelantar camino para encontrarnos, ¡horror!, con un atasco mañanero, y al parecer habitual, que nos acompaña hasta alcanzar la M-50.

Tras dos horas, pasada Guadalajara, paramos para tomar el primer café del día en una zona de descanso que ya conocemos de otras veces. Largo de café, muy caliente y una deliciosa caña de crema me insuflan optimismo para aguantar el largo trayecto que aún debemos recorrer. Segunda hora: Rrrrrrrr (ruido del motor). Tercera hora: Rrrrrr….. Después de 8 horas de viaje, creo que la distancia total son unos 750 kilómetros, llegamos a “Benasque”, rodeado de las montañas más altas del Pirineo (aún se habla el Patués o Benasqués en todo el valle). A las 15,30 h. por fin alcanzamos nuestro destino. Nada más bajar de coche el aire helado nos recuerda lo lejos que ha quedado el sofocante calor toledano.

El “Hospital de Benasque” se encuentra situado a 1.750 metros de altura, en el valle del mismo nombre, dentro del Parque Natural Posets-Maladeta. Es un antiguo hospital de puerto de montaña, donde contrabandistas, pirineistas, viajeros y pastores encontraban refugio y hospitalidad. Actualmente ha sido reconstruido como hospedería de alta montaña. Una hora y media en su bonito Spa y el cansancio parece deslizarse fuera del cuerpo a medida que el agua de los chorros te va cayendo encima. Una cena suculenta, sobre todo el flan de queso con frambuesa, y a la cama que falta nos hace. Colchón duro y almohada blanda, la combinación perfecta.

Hemos dormido 10 horas seguidas. Durante toda la noche ha estado lloviendo y aún continúa. Tras el desayuno (¡el café es horroroso!) nos abrigamos (la temperatura es de 6 grados y estamos a 19 de julio), cogemos un paraguas y nos vamos a pasear por el “Plan del Hospital”, llamado así por los distintos hospitales que en siglos pasados se ubicaron en estos parajes como albergue y para atención de viajeros y peregrinos. ¡Es tan hermoso!. La que yo denomino “gente de paisaje horizontal”, como es mi caso, cuando nos encontramos en el centro de estos impresionantes paisajes verticales, nos sentimos desbordados. Casi no sabemos mirar hacia arriba de tan acostumbrados como estamos a mirar de frente y en lontananza.

Este aire tan frío y la lluvia, casi aguanieve, te revitaliza sobremanera. Después del paseo bajamos al pueblo donde tenemos 4 grados más de temperatura y cobertura en el móvil. Hoy martes es día de mercadillo: Frutas variadas, tenderetes de collares y pulseras, piedras de todo tipo, algo de ropa y cestos de mimbre (he adquirido una cestita como la de caperucita… ¡ahora solo me falta un buen lobo feroz!). Se reanuda la lluvia por lo que regresamos al Hospital. Como toca descanso, tras comer ligero, he empezado a leer, en mi espaciosa y cómoda habitación, la novela “1280 almas”, de Jim Thompson, ¿hay algún placer mayor?.

Hoy, tercer día, nos levantamos a las 7,30. Cogemos el autobús que nos sube hasta “La Besurta” (la pista asfaltada por la que se accede a este lugar en verano permanece cerrada al tráfico), punto de partida de gran variedad de excursiones. Nos dirigimos hacia el “Forau de Aiguallut” (situado a 2000 metros de altitud) por un camino ancho y bien marcado (la duración prevista es de 40 minutos). Tras pasar unos pequeños repechos, el camino continúa llano hasta nuestro destino.

Las aguas procedentes de tres glaciares (Aneto, Barrancs y Tempestades), durante el deshielo, confluyen en un solo torrente que desaparece en la preciosa cascada del “Plan de Aiguallut”. Desde aquí van a desembocar al “Forau de Aiguallut”, un sumidero kárstico de 70 metros de diámetro y 40 de profundidad, formando un pequeño estanque de gran belleza para, unos metros más abajo, desaparecer. El agua escondida, por medio de un río subterráneo, reaparece en el Valle de Arán. Cuando hemos llegado nos hemos llevado una desagradable sorpresa: ¡Está seco!. Nada de las increíbles aguas turquesas que tenía el año pasado. ¡Que decepción!.

El cuarto día, como no estamos excesivamente cansados, volvemos a madrugar para realizar una de las excursiones que el año pasado, debido a los problemas que tuve en una pierna, no pude completar. Desde “La Besurta”, tomamos la senda, casi completamente vertical, que asciende al “Refugio de la Renclusa” (campo base de aquellos que quieren escalar la Maladeta y el Aneto), situado a 2.140 metros de altitud. Aunque no estaba segura de poder completar el recorrido, no solo lo termino sino que lo hago en el tiempo marcado (40 minutos).

Tras un breve descanso para comer algo y disfrutar de las vistas preguntamos al encargado del refugio por el camino que conduce desde “La Renclusa” al “Forau de Aiguallut”. Nos indica que hay que subir hasta el “Collado de la Renclusa”, 20 minutos aproximadamente pare recorrer unos 142 metros más verticales aún. Nos cuesta llegar al collado, 2.282 metros, desde el cual, si miras hacia abajo, sientes autentico vértigo. Al empezar el descenso nos encontramos con una bajada de lo más criminal, que diría mi padre. Una senda, más bien un rodadero de piedras, que hace bastante difícil identificar los mojones que indican el camino. Llegamos al “Plan del Forau” completamente agotados. ¡Estamos tan doloridos que hasta hablar nos cuesta!.

El viernes relax. Excursión en coche hasta “Roda de Isábena”, casi dos horas de viaje, para lo cual debemos volver a cruzar “El Congosto del Ventamillo”, puerta de entrada al Valle de Benasque. Una carretera excesivamente estrecha (apenas caben dos coches de frente) y repletita de curvas bastante cerradas. Una hendidura entre altas pareces rocosas, con un inquietante precipicio a un lado cuyo fondo recorre el rio Ésera. ¡Es de una belleza impresionante, pero acojona!.
En “Roda de Isábena”, que ya conocíamos, por fin podemos visitar su magnífica catedral románica de los siglos XI y XII, cuya característica más importante es que la cripta, donde está enterrado San Ramón, se encuentra descubierta y casi al mismo nivel que la nave central. Esto, más que a una originalidad de sus constructores, responde al hecho de que el conjunto se asienta sobre una roca difícil de excavar, lo que obligó a elevar el altar por encima de la cripta. No está permitido hacer fotos y tampoco podemos visitar el claustro ya que se encuentra en obras. Tras un agradable paseo por el casco-histórico-artístico de la localidad, decidimos quedarnos a comer en el restaurante que ocupa el antiguo refectorio de la catedral. El lugar es bonito, no hay duda, pero la comida no nos gusta demasiado.

De regreso, desde “Castejón de Sos” hasta “Las Paúles”, circulamos por la N-260, el denominado eje pirenaico que yo he rebautizado como la “bati-road” por sus infinitas y sinuosas curvas y por el malísimo estado del firme. ¡Terminé con un mareo impresionante!.

El sábado viajamos a Eriste pequeño y hermoso pueblecito situado en el Valle del mismo nombre. Nuestro objetivo es la cascada de “La Espigantosa” (“La Espantosa”). El año pasado intentamos subir en coche, pues hay una pista forestal que lo permite, pero cuando estábamos a menos de la mitad nos paró la Guardia Civil y nos informó de que se habían producido derrumbamientos de piedras por lo que varios coches se encontraban aislados. ¡Las pasamos canutas para dar la vuelta de tan estrecha como era la pista!. Por eso este año hemos decidido subir andando. Han sido dos horas por un camino que asciende todo el rato, apenas hay tramos llanos. La bajada la hacemos en hora y media (“La cuesta arriba yo quiero burro. La cuesta abajo, yo me la subo”, que diría mi madre). En total han sido tres horas y media de caminata. Llegar hasta el “Refugio Angel Orús”, campo base de los que van a escalar “El Posets” (3.375 m.), hubiera supuesto dos horas más de subida algo excesivo para nosotros. Al menos de momento.

Domingo. Por un camino asfaltado a ratos y pedregoso casi siempre, hemos entrado en el Valle de Estós descubriendo un valle escondido de extraordinaria belleza. Aguas turquesas, prados soleados y, a lo lejos, el “Pico Perdiguero”. Es un recorrido definido como de dificultad media-baja y la verdad es que hemos disfrutado contemplándolo. En principio hoy era jornada de descanso (ayer terminamos agotados), pero al final hemos caminado dos horas hasta llegar al cruce, una vez pasada la “Caseta de Santa Ana”, que te lleva al “Ibón de Batisielles” si giras a la izquierda (1 h. 30 m.) o al “Refugio de Estós” (1 h. 30 m.) si giras a la derecha. Tras sopesar nuestras fuerzas, calculando el tiempo total entre ida y vuelta (supondría 6 horas), hemos decididos regresar desde el cruce (la guardia civil de montaña en unos pequeños folletos que reparte con una serie de recomendaciones para excursionistas, insiste en que no hay que sobrevalorar tus fuerzas). Después de comer algo ligero, descansamos en la habitación disfrutando de la lluvia que vuelve a caer. Mañana regresamos, por lo que hemos decidido ir hasta el “Ibón de Villamorta”. Una excursión pequeña (30 minutos desde La Besurta). Enseguida llegamos y allí coincidimos con un grupo de excursionistas que cruzan un pequeño arroyo y siguen un camino que asciende. Les preguntamos hacia dónde conduce y nos informan de que lleva al “Portillón de Benás”, históricamente el paso de intercambio económico y cultural entre los valles de Benasque y el francés de Luchon. En una de las guías leí que en 1849 el pirineista M. Lezart, encontró en su cumbre un rosario junto con unos restos humanos que pertenecieron, al parecer, a una religiosa que huyendo de los revolucionarios franceses acabó sus días en ese lugar. Nos miramos y tomamos el camino en dirección al puerto, casi convencidos de que no llegaremos. ¡Pero lo hacemos!. Un camino difícil, unos paisajes extraordinarios. La niebla se confunde con las nubes. Una persistente llovizna nos ha acompañado todo el camino. Cuando llegamos a lo más alto (2.445 m)y cruzamos la brecha del portillón, entrada al valle de Luchon, sentimos una satisfacción, una alegría indescriptibles. No bajamos hasta el precioso lago del lado francés porque la niebla es aún más espesa y las nubes son cada vez más numerosas. Al iniciar el descenso llueve de veras y bajar, por lo que resbalan tanto las piedras como la hierba, se hace lento y bastante dificultoso. Es la excursión que más esfuerzo nos ha exigido pero también la que nos confirma algo que intuíamos desde hace tiempo: Nuestra pasión por la montaña.


Para terminar, quiero dar las gracias a MI SHERPA, sin el cual no hubiera sido posible completar estos recorridos.


miércoles, 10 de agosto de 2011

"El abominable hombre de Säffle"

Al ser el objeto de estudio de la Sociología el individuo en sociedad, cada vez proliferan más aquellos que por el hecho de ser uno de los primeros y pertenecer a la segunda se consideran cualificados para realizar experimentos, análisis o estudios sociológicos, demostrando con ello un desprecio total y absoluto hacia los profesionales de esta disciplina, por lo que, de seguir así, no será la adaptación al Espacio Europeo de Educación Superior (EEES) lo que acabe con nuestra titulación académica, sino el hecho de que, de repente, se haya convertido en una “ciencia infusa” al alcance de cualquiera. A nadie se le ocurre pensar que leer un par de libros sobre edificios te convierta en arquitecto y sin embargo parece que los cinco años de estudio que supone adquirir nuestros conocimientos son una pérdida de tiempo ya que cualquiera puede disertar sobre temas sociales aunque lo hagan, la mayoría de las veces, con “premeditación, alevosía y más pena que gloria”, como diría Sabina.

¿A qué viene este pequeño alegato en defensa de la profesión?, pues a que en la segunda novela que para este verano recomendó el Club de Novela Negra de la Librería Taiga de Toledo, “El abominable hombre de Säffle”, los autores, Maj Sjöwall y Per Wahlö, pareja de novelistas suecos, al integrarnos en el argumento (“Los sociólogos estaban muy mal vistos en la policía, especialmente desde que habían empezado a ocuparse cada vez más de las actividades y actitudes policiales” (…….). “Para esos odiosos sociólogos no había nada sagrado”.) nos otorgan un reconocimiento que muchas veces se echa en falta. ¡Bien por ellos!.

Casi al empezar los autores condenan, realizando un completo análisis desde la perspectiva de la Geografía humana (aborda el estudio de la ciudad como espacio heredado, objetivo y percibido), el desarrollo sufrido por el centro histórico de Estocolmo durante esos años: “Desde la última década, el centro de Estocolmo había sido objeto de una transformación radical e implacable: Barrios enteros fueron arrasados para construirse otros nuevos; se había alterado la estructura urbana y la red de tráfico se extendía cada vez más. Pero la nueva actividad inmobiliaria no estaba impulsada por el deseo de crear un hábitat con condiciones humanas sino más bien por la ambición de los propietarios de explotar al máximo los valiosos terrenos. (…) no se habían limitado a demoler el noventa por ciento de los edificios y a borrar el trazado original de las calles; también habían violentado la topografía natural”.

En el segundo capítulo, el mejor de todos, describen, de manera acertada e intensa, la situación en que se encuentra la víctima durante su estancia en el hospital (“le molestaba hasta la nausea el putrefacto hedor que desprendían tanto las flores que había en la mesa como su propio cuerpo devastado”) para, posteriormente, relatar el espeluznante y brutal crimen. A partir de ahí los autores se pierden, pasando del genero policial al tratado político, y viceversa, una y otra vez a lo largo de todo el libro

Creo que la novela tiene un marcado carácter panfletario, bastante sesgado, ya que rezuma la ideología de izquierda que ambos autores profesan, algo que se hace presente, palpable y evidente en el hecho de que el único policía que no aparece retratado como una mala bestia, como un cabrón consentidor por una lealtad mal entendida o como un completo imbécil, es el único poli comunista (“Censura”, pensó Gunvald Larsson (…). No se podía esperar menos de esa sociedad paternalista vendida al capital”), al que, como no podía ser de otro modo, todos sus compañeros desprecian y que también es el único que en el momento crucial mantiene el tipo y hace lo que se espera de un buen defensor de la ley. En cuanto al inspector Martin Beck, supuesto protagonista de la historia, apenas es una gota más en el maremágnum de agentes que componen la trama.

Si una novela negra se define por el número de policías que salen en ella, ésta es NEGRA OSCURA… ¡Si hasta los taxistas son policías!. Lo que me hace pensar que la crítica feroz hacia este cuerpo tiene mucho de personal y que los autores tuvieron sus dimes y diretes con ellos en algún momento de sus vidas.

La denuncia que se hace de los métodos policiales, del monopolio de la violencia y del uso y abuso que de de la misma realizan los miembros de las fuerzas de seguridad del Estado, constituye el epicentro de la historia. Sin negar la posibilidad de que en la actualidad se produzcan casos, hoy en día la mentalidad de servicio público predominante, unida a un minucioso escrutinio permanente del trabajo de los policías en los medios de comunicación, y un mayor conocimiento por parte de los ciudadanos de sus derechos, hacen más difícil la existencia de una brutalidad policial sistemática. Se han instaurado numerosos controles políticos, sociales e institucionales, que garantizan un rápido conocimiento, condena y castigo de cualquier tipo de conducta punible o abuso policial.

A mitad del libro ya sabes quién es el asesino y, peor aún, conoces sus motivos, por lo que nada queda para la imaginación. El colmo es que ante un francotirador que solo dispara a policías, rodeado de policías por tierra y aire, se piden voluntarios dispuestos a morir y se presenta un obrero de la construcción (la lucha del proletariado) con más arrojo, entrega y puntería que todos los policías presentes para solucionar el problema:

“Ni en dioses, reyes ni tribunos,
está el supremo salvador.
Nosotros mismos realicemos
el esfuerzo redentor.”

En fin, esta novela, aún reconociendo que tiene cosas buenas, resulta un poco tendenciosa, cargante muchas veces y bastante aburrida en su conjunto por el empeño de aleccionar que supera con creces al empeño de entretener.

martes, 2 de agosto de 2011

Exporando el mundo anillo

Edición de Ringworld en inglés, perteneciente a la excelente colección SF Masterworks.


En mi propósito de leer o releer clásicos de la ciencia ficción, esta vez le ha tocado el turno a Mundo Anillo (Ringworld), de Larry Niven. Esta novela de 1970 recibió los máximos galardones del género, los premios Hugo, Nebula y Locus.

La novela tiene un planteamiento muy original. Se trata de una historia de aventuras, en la que un pequeño grupo de humanos y alienígenas se unen para colaborar en la exploración de un extraño mundo, desconocido para cualquiera de las tres razas participantes en la aventura. Durante la exploración, no solo encontrarán maravillas más allá de todo lo conocido; también realizarán descubrimientos sobre si mismos y sus razas, que les llevarán a replantearse todo lo que creían ser.

http://en.wikipedia.org/wiki/Ringworld

La novela explora temas como el amor y el sexo, las relaciones diplomáticas (en este caso, entre especies alienígenas), los avances tecnológicos, las estrategias militares, la exploración del espacio, el futuro de nuestra galaxia, y sobre todo, la suerte y el azar, aderezado con bastantes dosis de humor. Las relaciones entre los protagonistas son complejas, tensas a veces, “humanas” otras, siempre interesantes.

Además, siguiendo la tradicción de la ciencia ficción “dura”, el autor aporta bastantes datos científicos, tratando de que las situaciones y la tecnología descritas sean creíbles, lo que puede complicar a veces la lectura. Uno de los conceptos más importantes en la novela es una variación sobre la llamada “esfera de Dyson”. Esta estructura, propuesta por el físico Dyson en 1960, permitiría a una civilización muy avanzada recoger toda la energía liberada por una estrella. Se propuso como posibilidad para poder identificar civilizaciones extraterrestres.

http://es.wikipedia.org/wiki/Esfera_de_Dyson

Curiosamente, esta idea fue propuesta previamente en otra novela de ciencia ficción, “Hacedor de Estrellas”, de Olaf Stapledon, nada menos que en 1937.

Por desgracia, como sucede con otras estupendas novelas de ciencia ficción, nadie se ha atrevido a llevarla al cine. Al parecer, en una entrevista, el autor comentó lo siguiente en este sentido:

Yes, I would like to see my works made into movies. All of them. Short stories as well as novels. Why not? A movie doesn't ruin a book; the book is still there, unchanged, and may even see a larger audience.

Es decir, al contrario que otros escritores snob, que se horrorizan de las adaptaciones de sus novelas, Niven entiende que se trata de dos medios muy diferentes, y que en todo caso, uno potencia al otro.

Una estupenda novela, llena de acción, descubrimientos asombrosos, aventuras, erotismo y humor...

lunes, 1 de agosto de 2011

"1280 almas", Jim Thompson

Aunque creía que no sabía nada sobre este autor, puesto que ésta es la primera novela suya que leo, estaba equivocada pues buceando en las atestadas aguas de la Red, donde encuentras todo lo que buscas (aunque creo que de manera somera, repetitiva y a veces poco fiable), he descubierto que en sus libros se han basado películas que he visto dirigidas, además, por dos de mis directores favoritos: “Los timadores” de Stephen Frears (“Café irlandés” y “Las amistades peligrosas”, son dos de mis películas 10) y “La huida” dirigida magistralmente por Sam Peckinpah (sus violentas “Perros de paja” y “Grupo salvaje” son impresionantes) y mejor interpretada por un Steve McQueen en la cumbre de su carrera.

El Club de Novela Negra de la Librería Taiga, entre las posibles lecturas para este verano, recomendó “1280 almas”, considerada por buena parte de la crítica y del público como la mejor obra de Jim Thompson (según se afirma en la contraportada del libro).

Nick Corey es un sheriff hiperbólico (“Con el sueño me ocurría lo mismo. Puede decirse que no pegaba ojo. Me metía en la cama pensando que aquella noche tenía que descansar, pero qué va. Pasaban veinte treinta minutos antes de que me durmiera. Y luego, después de solo ocho o nueve horas, me desvelaba y ya no podía volverme a dormir, cascado y hecho polvo como estaba.”) y castigador, de ademanes y rostro cateto que niega lo que esconde.

Un cabrón, cínico y mentiroso que, cual paciente araña, va tejiendo los hilos que acaban uniendo a todos aquellos que le molestan para acabar arrastrándolos hacia su final.

Lo curioso del tipo es que el autor se las apaña para que en ningún momento tengas la visión de que se trata de un psicópata asesino, sino todo lo contrario. Casi se podía definir como “el hombre tranquilo” puesto que lo que hace, pese a ser perverso, atroz y sanguinario, lo hace con una naturalidad tan pasmosa, casi como respirar, que mientras lo está ejecutando consigue que no te sorprenda y no es hasta instantes después de perpetrado el crimen cuando tomas conciencia de lo que ha hecho, ¡a ese extremo llega su sangre fría!.

Además, Jim Thompson demuestra un conocimiento profundo del alma humana y de las normas que dictan nuestra conducta presentando unos personajes complejos dominados por pasiones, bajos instintos y un egoísmo profundo que les impide acercarse a los demás. Efectivamente no hay buenos y malos, solo individuos que, por lograr lo que quieren, son capaces de arrasar con todo aquello que se cruza en su camino, sean leyes, personas o instituciones.

Así Nick Corey que es alguien porque es sheriff, y es sheriff porque no es nadie, aprende pronto una lección básica: “Según la ley, yo debería estar al acecho de los grandes y los poderosos, de los tipos que realmente gobiernan este lugar, pero no se me permite tocarlos, así que me veo forzado a equilibrar la balanza siendo dos veces implacable con la basura blanca, los negros y los individuos como tú, que tienen el cerebro perdido por el culo porque no tienen otro sitio donde utilizarlo”. Se autoconvence de que eliminando a los que no importan a nadie cumple una misión divina, y cumpliéndola vive feliz y satisfecho.

La manera en que está escrito el libro lo convierte prácticamente en un guión de cine, de hecho el director francés Bertrand Taverner hizo una película titulada “Coup de torchon”, basada en él.

Es una novela ácida, muy crítica, con unos diálogos ingeniosos, llena de situaciones divertidas y de actos perversos, crueles y salvajes.

Es, en definitiva, un retrato realista, sin concesiones, de la jauría humana.