lunes, 7 de febrero de 2011

Pronosticando el tiempo solar...

Morse pekadorrr, no te entiendo, ¿punto raya raya o raya punto punto?, no hay cobertura...

La noche del 28 al 29 de agosto de 1859 fue muy especial. Desde muchos lugares pudo observarse una de las auroras boreales más intensas jamás registradas. La noche del 2 de septiembre fue todavía más espectacular: ¡las auroras fueron visibles hasta casi el ecuador! Durante horas, las redes de telégrafo quedaron inutilizadas. En distintos sitios, los operarios desconectaron los aparatos de sus baterías, y enviaron mensajes sólo con la corriente inducida desde la atmósfera.


En aquella época, la humanidad estaba comenzando su dependencia de la tecnología. El telégrafo era lo más avanzado, pero no había todavía líneas de alta tensión cruzando los continentes, y mucho menos satélites de todo tipo orbitando el planeta. Por ello, la pregunta resulta inevitable: ¿Qué sucedería si hoy se repitiera un fenómeno como aquel?
El 1 de septiembre de 1859, el astrónomo amateur inglés Richard Carrington observó una explosión de “brillante luz blanca” en un grupo de manchas solares. Este fenómeno duró 5 minutos y fue observado por otros astrónomos, como Richard Hodgson. A partir de entonces, se fue aclarando la relación entre el sol, el magnetismo terrestre y las auroras boreales. En 1970 se descubrieron las eyecciones de masa coronal (CME). Son enormes erupciones de plasma desde la corona solar. Pueden contener más de 10.000 millones de toneladas de gas y viajar a 3.000 km por segundo. Ocurren generalmente alrededor de los máximos de actividad solar y de deben a la descarga de energía almacenada en el campo magnético solar. Si una de estas eyecciones se dirige hacia la tierra, origina una “tormenta solar”. Por desgracia, un buen chubasquero y un paraguas no nos van a servir en esta ocasion...
La masa de estas tormentas se mueve a enormes velocidades, creando una onda de choque que genera poderosas fuerzas electromagnéticas. Estas fuerzas aceleran partículas del viento solar hasta velocidades enormes, de forma que alcanzan la tierra en una hora. Estas partículas siguen las líneas del campo magnético terrestre, por encima de los polos, ionizando la atmósfera terrestre (en la zona llamada ionosfera, claro…).

Una tormenta solar importante podría causar enormes problemas en la actualidad, inutilizando la red eléctrica. Un estudio de la Metatech Corporation estima que una tormenta importante, como la de 1921, podría producir un apagón que afectaría a 130 millones de norteamericanos. El problema sería gravísimo, ya que los transformadores y redes podrían quedar destruidos, y su reemplazo es lento y muy costoso. Por ello, se han establecido predicciones del “tiempo solar”, como el NOAA Space Weather Prediction Center. Un aviso de este centro permite tomar algunas medidas para reducir los daños.

http://www.swpc.noaa.gov/

El máximo del actual ciclo solar está previsto para el año 2013. Los expertos avisan de que el sistema eléctrico actual sigue siendo muy vulnerable ante este tipo de fenómenos…

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